¿Volverá a crecer Alemania (y Europa) con el nuevo gobierno?

Después del distanciamiento de Europa por parte de Trump con la alianza de éste con Rusia, las elecciones del pasado domingo eran especialmente relevantes. El guion estaba escrito y se ha cumplido, aunque sin unos resultados concluyentes: naufragio del partido socialdemócrata (SPD) y, en menor medida de los verdes, victoria clara del centro derecha (CDU/CSU) y notable resultado del partido de extrema derecha (AfD) que ahora es la segunda fuerza política del país. En definitiva, más Europa sin el falso buenismo que ha caracterizado al Gobierno saliente y que ha hundido a la economía alemana y potente refuerzo para la OTAN y del apoyo a Ucrania.

El resultado de las elecciones en Alemania genera esperanza

Las elecciones han generado esperanza de gobernabilidad y el sentimiento inversor así lo ha reconocido impulsando al alza el índice Dax alemán. La suma de CDU+SPD permitirá repetir otra estable Gran Coalición, si bien la esperada reforma constitucional para ampliar el techo de deuda se antoja complicada con un Bundestag tan dividido. Ello no impedirá que asistamos a giros favorables en las políticas del nuevo Gobierno germano con respecto a su predecesor que deberían ayudar a superar la atonía económica del país germano.

Visto que el PIB de Alemania lleva dos años estancado, creo que veremos pronto la implementación de medidas de índole liberal que ya ha proclamado en campaña el líder conservador Friedrich Merz, como la reducción del impuesto de sociedades al 25%, una bajada también de impuestos para personas físicas y la rebaja del IVA en hostelería entre otros sectores. Para financiar lo anterior, Merz ha propuesto cambios radicales en el sistema de prestaciones de Alemania, abogando por un nuevo sistema de «seguridad básica» que reduzca la generalización descontrolada de subsidios consistente en retirar las prestaciones a quienes «no estén dispuestos a trabajar» y a cambio se ofrecerá más apoyo a aquellos que busquen trabajo.

En materia de inmigración podremos asistir al mayor cambio: una ruptura no sólo con el Gobierno precedente, sino también con la línea marcada en su momento por Angela Merkel, aplicando ahora una política de asilo más estricta y una congelación ‘de facto’ de las admisiones de asilo en la frontera. En el mismo sentido, seguramente se revertirá la popular política de doble nacionalidad en virtud de la cual los ciudadanos pueden tener más de un pasaporte. La última serie de atentados en Europa protagonizados por refugiados ha dado muchos votos a la derecha y ésta debe ahora responder ofreciendo más control y seguridad fronterizos.

Finalmente, de acuerdo con lo anunciado por el casi seguro próximo canciller Friedrich Merz apasionado atlantista, en política exterior se incrementará la aportación alemana a la OTAN hasta un mínimo del 2% del PIB y se intensificará el apoyo a Ucrania ahora puesto en duda tras los desmanes de Trump. Repasando este resumen sobre lo que se espera que haga el nuevo Gobierno alemán y aceptando las dificultades para sacar todo adelante por necesidad de pactos con los socialdemócratas, concluyo: ¿observan cómo las políticas del Gobierno español van quedando arrinconadas por la realidad de Europa? El cambio llegó a Italia, ahora a Alemania, seguramente pronto a Francia. Veremos en España.

Las Bolsas no suelen ser buen reflejo de la situación económica de un país y el índice Dax es un buen ejemplo de ello

La Bolsa alemana avanzó casi un +20% el pasado año y lo hace en más del +12% en el presente ejercicio. Lo anterior, llamativo en una economía que lleva dos años prácticamente sin crecer, se debe a que la mayor parte de los ingresos de las empresas que conforman el índice alemán proceden del extranjero y, a pesar de la debilidad de la economía china que era uno de los focos clave para las exportaciones germanas, el crecimiento de la economía global ha ayudado a las cuentas de resultados de las empresas.

Concretamente, el 30% de los ingresos corporativos alemanes proceden de ventas a otros países europeos, el 25% a EEUU, el 15% a China y un 10% al resto del mundo (zonas emergentes, sobre todo). Es decir, apenas un 20% de los ingresos logrados por las empresas cotizadas en el Dax proceden de la economía doméstica alemana. Así las cosas y partiendo de las valoraciones actuales, existe todavía un potencial upside para la Bolsa alemana sobre la base de la mencionada reforma fiscal y la mejora en el sentimiento inversor hacia los valores más locales.

Mejor perspectiva para el crecimiento

El Producto Interno Bruto de Alemania se redujo un 0,3% interanual en 2023 y se estima que un 0,1% en 2024. Según las previsiones de la Comisión Europea, el crecimiento se recuperará lentamente y este año no superará el 0,7%. En este negativo entorno económico que sin duda ha aupado al partido conservador y, no lo duden, a la extrema derecha alemana, debe moverse el nuevo Gobierno. La perspectiva es favorable ya que, por un lado, es innegable que se parte de muy abajo después de años de atonía económica y, por otro, las medidas anunciadas por la CDU junto con unos tipos de interés más bajos que el BCE nos ofrece, deberían potenciar el crecimiento económico de Alemania y, con él (supone el 30% de la Eurozona), el del resto de Europa. Si Trump no lo impide, claro.