Una de las fábulas que ciertas clases políticas apoyadas por seguidores mal informados proclaman como verdad incuestionable es la lucha contra la robotización pues ésta trae desempleo y desestructura la sociedad, perjudicando además a las clases más bajas que, se supone, están menos preparadas. Me parece éste un debate falso y peligroso, como otros alentados en los últimos tiempos en nuestro país, sobre el que es necesario aportar datos para apreciar la realidad económica y financiera ligada al fenómeno de la robótica que, como digo, dista mucho de lo que algunos intentan vender.
Avance de la robotización
Cuenta el último informe de la International Federation of Robotics que la robotización en los procesos industriales ha aumentado un 85% en los últimos cinco años (2014-2019).
Los robots protagonizan muchos desarrollos industriales ya que son las herramientas más eficaces para aquellas tareas repetitivas, peligrosas y que requieren fuerza física o mucha precisión. Por ello, en el mismo período las ventas a escala mundial de robots se han duplicado.
El caso de Corea y el desempleo
Corea del Sur es el país más robotizado industrialmente del mundo con 710 robots por cada 10.000 trabajadores. España se sitúa en un digno octavo lugar, lo que debemos al sector de automoción (manufactura de vehículos) que tras la debacle bancaria de la crisis financiera encabeza el ranking de número de trabajadores (excluyendo el sector de hostelería y restauración).
Pues bien, la tasa de desempleo según la encuesta de población activa en Corea del Sur ronda el 3% vs. más del 15% en España. Conclusión: el robot no destruye trabajo sino que moderniza la industria de los países haciéndolos más competitivos. De ahí que las economías con más densidad robótica (aparte de Corea, China, Japón, Estados Unidos y Alemania se sitúan en el top five de robotización) tienen menos desempleo. Sin embargo, otros países donde las subvenciones a sectores de baja productividad penalizan la robotización muestran niveles de desempleo mucho más altos. Sin duda que hay otras causas, además de la robótica, que posibilitan las bajas tasas de paro de que gozan los mencionados países, pero ello no empaña la evidencia de que los robots no destruyen empleo.
Aprovechar la tendencia en la inversión
El avance de la robótica no cesa y de ahí que sea una de las grandes tendencias de nuestro tiempo que ayudan a vertebrar el crecimiento de la humanidad y en la que, desde el punto de vista de la inversión financiera, conviene tener exposición con la debida visión de medio/largo plazo (indispensable para atemperar el plus de volatilidad inherente a cualquier subsector tecnológico).
Además de los fondos globales de grandes tendencias (big trends), para lograr una exposición eficiente al fenómeno de la robotización existen fondos de inversión temáticos con excelentes resultados y perspectivas así como gestores europeos (entre ellos algunos españoles muy destacados) que dan cabida en sus carteras de acciones a compañías de este sector y les asignan un peso significativo. Todas estas vías son válidas para que un inversor pueda aprovechar la imparable progresión de la robótica.
Asesórense bien y sean prudentes.