Qué hacer tras Jackson Hole

Aunque, en general, el contenido y consecuencias de la reunión acostumbran a ser bastante improductivos desde la óptica del crecimiento económico, esta era especialmente relevante por lo que dijera Jerome Powell

Tuvo lugar hace unos días la reunión de Jackson Hole (Wyoming, EEUU) con la asistencia de los grandes banqueros centrales del mundo, académicos, ministros de finanzas y algunos directivos de grandes empresas privadas. Se juntan cada año para debatir sobre la situación de la economía global y los retos a los que se enfrenta. Aunque, en general, su contenido y consecuencias acostumbran a ser bastante improductivos desde la óptica del crecimiento económico, esta reunión era especialmente relevante por lo que dijera Jerome Powell, presidente de la Reserva Federal (Fed), en una fase de tránsito hacia una potencial recesión de la economía estadounidense,

Contexto cambiante

A comienzos del ya agonizante mes de agosto se conocieron datos macroeconómicos que confirmaban un enfriamiento de la economía americana. Esto se justificaba por la publicación de unos débiles datos de confianza empresarial, sobre todo del componente asociado al empleo. Se confirmaba así la preocupación de Powell sobre el mercado laboral con “cierto” empeoramiento en la creación de empleo. Entrecomillo el adjetivo pues la tasa de desempleo, aunque lleve varios trimestres incrementándose levemente, se mantiene en EEUU en poco más del 4% y, atención, con menor paro para mujeres que para hombres (en Europa, sobre todo en España, sucede históricamente justo lo contrario con notables diferencias en contra del empleo femenino).

Después de conocerse los mencionados datos, los mercados de acciones globales reaccionaron con virulencia y cayeron con fuerza (el índice VIX de volatilidad ligado al S&P500 se disparó de 15 a 40) en una sobrerreacción bajista que, como sucede en la mayoría de ocasiones en que las caídas no están justificadas por un verdadero empeoramiento de los fundamentales económicos, ha sido absorbida a lo largo del mes gracias a una notable recuperación de todos los índices.

Realmente, nada inesperado, salvo la rotundidad de Powell

Visto lo sucedido, se esperaban con mucho interés las declaraciones del presidente de la Fed y éste no defraudó. Es cierto que los recortes de tipos de los pasados meses por parte del Banco Central Europeo (BCE) y del Banco de Inglaterra allanaban el camino, pero la contundencia de Powell fue especialmente notable para lo que nos tiene acostumbrados: «ha llegado el momento de ajustar la política monetaria; la dirección a seguir está clara, y el calendario y el ritmo de los recortes de tipos dependerán de los datos que vayan llegando, de la evolución de las perspectivas y del equilibrio de riesgos». Es decir, ofreció el presidente de la Fed lo que los inversores y agentes económicos esperaban: claridad sobre los recortes de tipos.

Tras lo visto en las actas de la Fed del mes de julio y después de la elevada volatilidad indeseada en las Bolsas, parece claro que las bajadas de tipos se acercan y que veremos la primera por parte de la Fed en el mes de septiembre (concretamente en su próxima reunión del 17 y 18 de septiembre). En este contexto, sólo unos datos malísimos del próximo deflactor de gasto de consumo personal o del índice general de precios, o un dato buenísimo en el informe de empleo de agosto, podrían causar un aplazamiento de la citada decisión.

Economía enfriándose pero munición monetaria a disposición de los bancos centrales

La máxima aspiración de Powell es poder culminar con éxito un aterrizaje suave de la economía estadounidense a la vez que ésta continúa avanzando hacia la estabilidad de precios. Una moderación adecuada de la política monetaria está en su mano y ello facilitará al mismo tiempo el mantenimiento de la fortaleza del mercado de trabajo, todo ello enmarcado en una fase preelectoral altamente delicada con vistas a su continuidad en el puesto. Actualmente, el mercado descuenta cuatro bajadas de tipos para 2024 y cinco para 2025, excesivo para mí especialmente en lo que se refiere al presente año.

El BCE, que ya redujo su principal tipo de interés el pasado mes de junio, tiene también ahora el panorama más despejado. A menos de tres semanas de su próxima reunión, el 12 de septiembre, la autoridad monetaria europea debería apoyarse en unos datos salariales muy moderados que no presionan al alza la inflación y en la situación de la economía alemana que bordea la recesión como confirmaban las últimas encuestas del sector manufacturero, para así poder proseguir con el ciclo de rebajas. Éste debería facilitar una mejora añadida del crecimiento económico español y del de todo nuestro entorno.

El BCE, que ya redujo su principal tipo de interés el pasado mes de junio, tiene también ahora el panorama más despejado

Por otro lado, la holgada situación macroeconómica de las principales economías asiáticas también favorece que sus bancos centrales se sumen al ciclo de bajadas de tipos de interés. Hasta ahora han mantenido una política monetaria restrictiva y sólo el Banco Popular de China y el banco central de Filipinas han recortado sus tipos de interés oficiales. La dependencia de las exportaciones europeas – sobre todo de las alemanas – del auge económico del continente asiático, dota de mayor relevancia a la posibilidad de que el proceso de bajadas de tipos sea global incluyendo a los países asiáticos.

Consecuencias para la inversión

Las principales conclusiones para la inversión en mercados financieros que extraigo de todo lo explicado se resumen en:

  • Mantener renta variable y sólo valorar incrementar si asistimos a episodios de volatilidad adicionales como los de principio de mes o incluso más intensos, lo que ahora mismo es improbable pero no descartable. De producirse éstos, beneficiaríamos acciones que muestren calidad, rentabilidad de los dividendos y valor en lugar de crecimiento.
  • Seguir aprovechando el todavía alto nivel de retorno de las inversiones a corto plazo ligadas a tipos de interés.
  • En cuanto a los bonos, ajustar la calidad de la renta fija en cartera, sesgándola al alza.
  • Seguir contando con exposición a activos reales y entre ellos las materias primas.
  • Como inversión sectorial, el sector financiero puede seguir destacando sobre otros pues la favorable solvencia de las entidades, unos tipos de interés que bajaran muy progresivamente y el aterrizaje suave de las principales economías que continuará facilitando niveles de mora muy bajos, son buenos catalizadores para las cuentas de resultados de bancos y aseguradoras.
  • Y, por supuesto, recordar que, de nuevo, mantener la calma ante caídas repentinas ha mostrado sus frutos.