De Gotham, gobernanza, inflación y salvadores

Está siendo intenso en muchos ámbitos este comienzo de 2024 por diversos sucesos financieros, políticos y sociales y algunos nada bienvenidos. Es la estabilidad, y no la exaltación, lo que debería caracterizar la vida política y económica de los países, al menos de los desarrollados como, teóricamente, es el nuestro. Pero todo tiene matices y puntos de vista, y comentaré varios comenzando por lo sucedido con la compañía española Grifols dedicada a la fabricación de hemoderivados. 

Gotham, ya te echábamos de menos… o no

Algunas claves para invertir en 2024

Lo sucedido en la última reunión de la Reserva Federal (Fed) aceleró las expectativas de recortes de tipos para el 2024. Sus miembros indicaron que habrá tipos oficiales más bajos a doce meses vista y Powell explícitamente afirmó que nos encontramos seguramente en el pico de tipos oficiales y que ahora el momento de los recortes es el tema de discusión. Estos dependerán de una amplia variedad de indicadores en relación con el crecimiento, empleo e inflación ya que la Fed no da por terminada la lucha contra la subida de precios.

Por qué ahora empresas de pequeña capitalización

Escribí en este blog hace pocas semanas sobre el potencial atractivo de tener ahora exposición al índice Russel 2000(pequeñas/medianas compañías estadounidenses) que cae más de un -20% en los últimos dos años y medio (en el mismo período el S&P 500 sube +10%) . No pocos lectores me han planteado sus dudas sobre ello y hoy intentaré aclararlas. 

¿Ocaso en Bolsa y Deuda españolas?

El actual escenario político español crea incertidumbres en los mercados de acciones y de bonos españoles. La Bolsa española se sitúa en segundo lugar en rentabilidad en 2023 entre las principales plazas europeas pero es posible que esta favorable tendencia se vea afectada negativamente en caso de que el «riesgo país», motivado por algunas decisiones del nuevo Gobierno, se convierta en un potencial catalizador para una caída de la confianza en la economía española. Normalmente, los inversores extranjeros, cuyo peso y actividad son fundamentales en nuestros mercados, no cuentan con una información suficientemente completa y rigurosa de los sucesos políticos y económicos de un país de la periferia de Europa como España. Simplemente, ante la incertidumbre sobrevenida, venden o reducen posición ocasionando con ello caídas en los precios de los activos. No olvidemos que hace pocos años éramos uno de los «PIGS» de la Eurozona.

Dos gráficos para reflexionar

Utilizo únicamente el verbo reflexionar en el título aunque realmente sería más correcto añadirle el verbo actuar. Como ahora mostraré, tanto la situación de la Bolsa americana como de la renta fija europea son, en estos momentos, altamente llamativas y creo que, desde el punto de vista inversor, más que aprovechables. Veamos.

Mercados aclarándose, posiciones más seguras

Los últimos tres meses han devuelto a los mercados financieros a la realidad, especialmente a las bolsas que han perdido buena parte de las subidas acumuladas a final de julio pasado; los bonos, por su parte, tampoco lo han hecho mejor y la deuda pública refleja rentabilidad negativa en el año. En ese entorno, hay una aspecto positivo: la visibilidad macroeconómica que estimo hemos logrado después de lo sucedido en los pasados meses y que resumiré en cuatro puntos más una conclusión.

Geopolítica, cui bono y decadencia política

La normalización de las relaciones entre Israel, por un lado, y Emiratos Arabes Unidos y otros países árabes, por otro, – Acuerdo de Abraham de 2020 auspiciado por el expresidente Trump al que Arabia Saudí se ha venido a incorporar – y la oposición de Irán a que ello avance con normalidad son probablemente los elementos de más peso que han originado la guerra que está teniendo lugar en estos momentos en Oriente Próximo. Subyace en este conflicto, además, el odio de los chiitas (Irán) hacia el pueblo de Israel (extensivo a todo Occidente), así como el eterno enfrentamiento entre éstos y sunitas (Arabia Saudí a la cabeza). Llama poderosamente la atención que la división se remonte al año 632 y a la muerte del profeta Mahoma, que derivó en una pugna por el derecho a liderar a los musulmanes. Vamos, que en pleno siglo XXI seguimos igual o peor que entonces, la Edad Media con armas de fuego e internet. 

Bolsas y Renta Fija ¿incoherentes o no?

Mientras los banqueros centrales de EEUU y de la Eurozona intentan enfriar sus economías para lograr domar la inflación, éstas permanecen sólidas soportadas por un mercado laboral más que favorable y un empuje del consumo que, aunque algo afloja, se mantiene vigoroso. Curiosa paradoja. El Covid es historia y los datos de PIB se revisan ligeramente al alza, sin llegar a crecimiento potencial pero positivos. Por todo ello, a la renta fija le cuesta subir de precio ya que las expectativas de tipos siguen elevadas y éstos, a su vez, penalizan a las bolsas. Complicado panorama. 

El rentista ha vuelto y qué bien vive

Una inflación que todavía dista de estar bajo control hace que las reuniones de los bancos centrales sigan concitando una expectación desmedida. Hace unos días la Reserva Federal estadounidense decidió mantener los tipos de interés (5,25% el tipo director), decisión que aceleró las ventas en la renta fija y elevó los tipos soberanos a 10 años a máximos desde 2007, acercándose al 4,5%. Unos días antes, el Banco Central Europeo sí que subió su principal tipo de interés de referencia hasta el 4,50% y empujaba hacia arriba la curva de tipos del Euro situándose el bono a 10 años alemán muy cerca de sus máximos de 2011 en plena crisis financiera. Los tipos de intervención oficiales, las curvas de tipos soberanos y, en consecuencia, las rentabilidades de la renta fija privada, se mueven a niveles más que atractivos para el inversor, especialmente si lo que éste busca son rentas.

Cuanto peor, mejor

Aunque algunos lectores estarán familiarizados con ello, aclararé que el título de esta columna se refiere al fenómeno que lleva ya produciéndose algún trimestre en los mercados de acciones y de bonos consistente en que la llegada de algunas malas noticias sobre la evolución de la economía (aumento del desempleo y caída del PIB especialmente) ocasiona subidas en los precios de la renta variable y de la renta fija. Curiosa reacción que tiene su explicación.