El ascenso de esta empresa desde muy abajo hasta convertirse en la compañía más grande del planeta ha sido impresionante. Si la Inteligencia Artificial (IA) va a cambiar el mundo, buena parte de la culpa la tendrá Nvidia
Y de repente, llegó Nvidia… Así podría titularse una película sobre el fenómeno tecnológico que está en la base del crecimiento de la economía de Estados Unidos. El ascenso de esta empresa desde muy abajo hasta convertirse en la compañía más grande del planeta ha sido impresionante. Si la Inteligencia Artificial (IA) va a cambiar el mundo, buena parte de la culpa la tendrá Nvidia.
Cómo empezó todo
Nvidia fue creada en 1993 con el objetivo de llevar gráficos 3D a la industria multimedia y de juegos de ordenador. La idea nació de varios ingenieros que tomaban café juntos con frecuencia en un Denny’s, típica cadena estadounidense de restaurantes que nunca cierran y están en todos lados. Origen humilde, como casi todas las grandes tecnológicas (Microsoft, Facebook, Apple, etc.) En 1999, la empresa inventó un chip altamente especializado: la unidad de procesamiento gráfico (del inglés graphics processing unit, “GPU”). La IA inundó los juegos de ordenador haciéndolos más realistas e interactivos. El listón ha ido subiendo hasta NVIDIA Omniverse que será la herramienta utilizada para crear y operar aplicaciones del metaverso. Al final, la estrategia de Nvidia es poner su tecnología en el centro de todo lo que utiliza IA.
Su éxito en Bolsa
Después de dispararse en 2023, las acciones de Nvidia han casi doblado de precio este año llevando su capitalización a más de 3 billones de dólares, aproximadamente el doble que todo el PIB español. A pesar de no convencer totalmente al mercado, la última publicación de resultados ha sido muy positiva: ha batido las expectativas tanto en ingresos (35.000 millones de dólares vs. 33.000 millones) como de beneficios (20.000 vs. 18.000), con unos márgenes, que se mantienen en niveles elevados, por encima del 70% en el caso de margen bruto y del 50% en el margen neto. Sin embargo, las previsiones del equipo directivo sobre los ingresos del siguiente trimestre (37.500 millones de dólares) quedaron por debajo de lo esperado por el consenso y el precio de la acción en Bolsa ha caído últimamente.
¿Y ahora qué?
La posición de Nvidia a la vanguardia de la IA obliga a recordar la pregunta de cómo valorar la capacidad de generar ganancias de una nueva tecnología con muchos competidores a su alrededor. Tal como están las cosas, las acciones de Nvidia están considerablemente más caras que la media del mercado de valores estadounidense (con una relación precio-beneficio de 50 veces frente a 28,5 del S&P 500). Pero, como sabemos, los mercados de acciones se mueven por expectativas, aunque también castigan, a veces duramente, una posible sobrevaloración en la cotización de un valor. Como mínimo, la prudencia debe imperar en la inversión en esta compañía y en el sector tecnológico en que se mueve.
Futuro prometedor, pero…
Los efectos transformadores de la IA y el trascendental papel que Nvidia debe desempeñar en él son indudables. Sucede que su elevada valoración actual plantea dudas y lleva a muchos gestores a buscar alternativas que coticen con valoraciones más bajas, lo que no es sencillo en el hoy sobrecalentado mundo tecnológico.
En momentos como el actual, lo bueno de los fondos de inversión con gestores realmente especializados es que, eligiendo bien, facilitan una exposición altamente diversificada a los actuales y próximos ganadores de la IA dentro de un marco de riesgo más controlado. Nvidia ya está entre ellos y no tengo duda alguna de que continuará.