Tras conocer los resultados de las elecciones generales en España, parece que lo más probable es una continuidad del Gobierno del Partido Socialista apoyado por Podemos y nacionalistas. La fórmula del pacto con Ciudadanos, siendo factible para lograr una mayoría en el Congreso, no es ahora mismo la más probable. Ateniéndonos a los programas de estos partidos, expondré a continuación qué podría suceder de aquí en adelante en materia económica en nuestro país.
Los Presupuestos Generales rechazados podrían ser aprobados
De aplicarse algunas de las principales medidas económicas que el Presidente Sánchez intentó aprobar (los Presupuestos del gasto), las subidas de impuestos llegarían más pronto que tarde para financiar las nuevas partidas de gasto. De hecho, el anterior Gobierno planteó una convergencia hacia el ratio de ingresos sobre PIB de la UE, lo que supondría subidas de 68.000 millones. Tampoco olvidemos que, antes de presentarlos, el Gobierno dijo que los Presupuestos cumplirían con el objetivo de déficit pactado con la Comisión Europea (el 1,3% del PIB), y luego admitió públicamente que esa cifra no hubiera podido alcanzarse. Veremos.
IRPF y Sociedades
El incremento de recaudación vía el IRPF se centraría en las rentas altas, si bien sabemos que esto, en la práctica, nunca se cumple y todo tipo de rentas salen perjudicadas. Las subidas en el Impuesto de Sociedades penalizarían a las grandes compañías, es decir, a las cotizadas especialmente y, cómo no, el sector bancario sufriría sobre el resto. Negativo, pues, para nuestra Bolsa.
Pensiones, SMI y reforma laboral
Entre las medidas que más daño pueden hacer a la economía española están las ligadas al sistema de pensiones y al salario mínimo interprofesional. El programa socialista indica que la revalorización anual de las pensiones estará ligada al IPC, lo que hará más insostenible el sistema actual. En cuanto al SMI, el progresivo aumento que se promete dañará más a la creación de empleo, como ya se está demostrando en la actualidad después de pocos meses de su revisión al alza.
Dejo para el final la reforma laboral porque creo que aquí está el mayor elemento de riesgo para la economía española. El programa del PSOE es vago al respecto ya que indica que se derogarían los «aspectos más lesivos» de la reforma laboral aprobada en su día por Rajoy. Esta poca concreción ligada a los deseos de Podemos, socio de Gobierno en principio necesario, de eliminarla totalmente, llevaría al mundo empresarial a la incertidumbre, frenaría de golpe las nuevas contrataciones y revertiría la reducción del desempleo emprendida hace siete años.
Tasas, subsidios y otras medidas de cara a la galería
Visto todo lo anterior, la aprobación de las denominadas tasas Google y Tobin y de determinadas medidas relacionadas con la fiscalidad ambiental, las rentas vinculadas a la emancipación y la pobreza infantil, son peccata minuta ante el negativo impacto que las otras medidas descritas más arriba podrían comportar para nuestra economía.
¿El principio del final del ciclo?
Es cierto que los partidos políticos, una vez que se ven en el Gobierno, tienden a adecuar sus políticas a la realidad económica del país. Pero es igualmente verdad que en caso de que el nuevo ejecutivo no inspire la suficiente estabilidad y confianza hacia la inversión extranjera, fundamental para el sector inmobiliario español que es, a su vez, clave para nuestro PIB, podría acelerarse el final del ciclo de crecimiento en España comenzado en 2014. Un giro en la tendencia de creación de empleo haría daño al consumo y con él a las empresas, impulsando el círculo vicioso que casi nos condena en el período 2009 – 2013.
Lo ocurrido en Italia en 2018 da una buena pista sobre lo que sucede cuando se implementan políticas sociales irreflexivas y poco viables económicamente. El ancla del Euro y la vigilancia de la Comisión Europea ayudarán a evitar grandes dislates, lo que no empece para que las acciones de compañías españolas cotizadas y, sobre todo, los bonos soberanos, puedan ser los grandes damnificados en el corto plazo. Por ello, teniendo en cuenta las previsibles dificultades para pactar con algún partido nacionalista, pensemos, por qué no, en la fórmula PSOE + Cs. Ahora ésta parece el escenario económico y financiero más favorable para el país, aunque poco factible, me temo.
Asesórense bien y sean prudentes.