El mes de mayo está a punto de finalizar y esta vez tampoco se ha cumplido el aforismo «sell in may and go away», para volver a invertir en Bolsa en septiembre (St. Leger’s Day, día de carreras de caballos en Reino Unido) añaden algunos. Al que lo haya hecho, vender en mayo, tampoco le ha funcionado esta vez este axioma bursátil muy alejado de la realidad. De hecho, ¡el peor mes bursátil históricamente es septiembre! No cumplí con el precepto ni creo que lo haga en los próximos meses y explicaré por qué.
Razones para mantener la inversión en Bolsa en estos momentos
La aceleración del sincrónico crecimiento de la economía global durante el presente año y el alejamiento del riesgo de recesión son ya innegables. De ahí que ni el agotamiento del ahorro pospandémico de ciudadanos europeos y estadounidenses, ni el elevado coste de la transición energética, ni los elevados tipos de interés necesarios por la desbocada inflación, han frenado el camino ascendente de los mercados de acciones. Éstos presentan en algunos sectores, como el tecnológico en EEUU, unas valoraciones en exceso exigentes, si bien todo es matizable, para alzas y también para descensos, como explicaré más adelante. Centrándonos en lo favorable:
El entorno económico de la zona euro está mejorando, como muestran los indicadores europeos manufacturero y de servicios de confianza empresarial. Mientras, sus equivalentes estadounidenses aguantan en línea con la resiliencia que lleva exhibiendo la economía americana durante los últimos años. Prueba de lo anterior es el incremento a ambos lados del Atlántico del número de fusiones, recompra de acciones por las propias empresas y movimientos corporativos en general. España, a pesar de las trabas del Gobierno, es un buen ejemplo de ello.
Esa mejora, aunque de manera más insegura en EEUU, también se está produciendo en la confianza de los consumidores, lo que a su vez estimula la inversión empresarial. Ambas variables se beneficiarán del comienzo del ciclo de bajadas de tipos de interés por parte de los bancos centrales (BCE y FED) como comento a continuación.
Existen pocas excusas para que el Banco Central Europeo no comience a bajar los tipos de interés que empezó a subir hace casi dos años hasta situar el tipo principal en el 4,5% que rige en la actualidad y así lo reconocen la mayoría de miembros de nuestra autoridad monetaria incluida su presidenta Lagarde. En Estados Unidos está costando más encarrilar la última fase de reducción de la inflación, pero estimo que este año 2024 veremos también el inicio de las rebajas de tipos.
La economía china está saliendo del letargo en el que la sumió la crisis del Covid y así lo muestran sus principales indicadores macroeconómicos. Aunque cuesta que esta mejora se refleje en sus Bolsas, el favorable efecto que ese avance tiene en Occidente es incuestionable, especialmente en Europa y sobre todo en Alemania (China es, tras los intercambios intracomunitarios, su principal socio comercial). Occidente todavía necesita el vigor procedente del gigante asiático para alcanzar tasas de crecimiento potencial de manera estable. Por no hablar de nuestra dependencia de China como comprador de Deuda pública de la que trataré más adelante.
La beneficiosa influencia de la IA en el tejido empresarial y en las economías de los países desarrollados es evidente
La beneficiosa influencia de la Inteligencia Artificial (IA) en el tejido empresarial y en las economías de los países desarrollados en general es evidente. Ya sé que en algunos sectores, sobre todo en las grandes multinacionales del sector financiero y tecnológico, está habiendo despidos que se achacan a la denominada IA generativa (IAGen), pero el fenómeno que ésta supone ayudará a crear nuevas profesiones, ya lo está haciendo, y transformará la estructura organizativa de las empresas haciéndolas más eficientes y productivas lo que, finalmente, redunda en más empleo y mejor calidad de vida para las personas.
Factores que pueden traer caídas en las Bolsas
El mercado podría ajustar sus expectativas de recortes de tipos si la inflación no cede como esperado (el comportamiento de los salarios no está ayudando). Un incremento del riesgo geopolítico que ocasionara un shock en el precio del petróleo sería muy perjudicial y alentaría esa perspectiva menos halagüeña sobre el nivel de las tasas de interés.
Ligado a lo anterior, en Estados Unidos está costando llevar la inflación de manera sostenible hacia el 2%, objetivo de la Reserva Federal, lo que significa que los tipos seguirán altos por más tiempo («higher for longer»), como aconsejaba hace unos días el presidente de la Fed de Atlanta, quien además considera que, una vez implementada la primera bajada de tipos, habría en todo caso que evitar una subida posterior por la incertidumbre que esto generaría en la economía.
El peso de la deuda pública de EEUU podría alcanzar el 170% del PIB en las próximas décadas e incluso superar el 200%
El peso de la deuda pública estadounidense sigue avanzando y podría alcanzar el 170% del PIB en las próximas décadas e incluso superar el 200% si los tipos de interés se mantuvieran altos (fuente: CBO y Alpine Macro). Los políticos americanos no afrontan esta situación con el debido rigor y olvidan que una visión excesivamente negativa para la compra de Deuda estadounidense por parte de los inversores internacionales pondría a prueba el momentum macro de la economía americana e incrementaría el coste de la financiación, supondría más déficit y generaría inflación.
El mal de altura podría afectar a las Bolsas en EEUU: la pasada semana los principales mercados de acciones estadounidenses estuvieron tres días seguidos logrando máximos históricos y, en consecuencia, la volatilidad se ha situado en mínimos de varios años.
El comercio global podría verse lastrado por los aranceles recíprocos entre EEUU y China como contaba aquí hace unos días, lo que penalizaría el crecimiento de las economías en todo el mundo.
Diversificación y plazo
El mantenimiento en el tiempo de la inversión en bolsa minimiza el riesgo inversor. Elegir bien importa, qué duda cabe, y un ajuste adecuado del peso de los activos de riesgo en la cartera de cada uno también. Por eso no creo que este año reduzca o venda las posiciones estratégicas de renta variable de mi cartera, ni el que viene, ni el siguiente… La diversificación y el plazo son las claves para la tranquilidad inversora y para la obtención de rentabilidad. Que se lo digan a Buffet y a su holding Berkshire Hathaway. Asesórense bien y sean prudentes.