Cuando dentro de unas semanas finalice el año 2019, se habrá cumplido el periodo más largo de bonanza económica en Estados Unidos en sus casi 250 años de historia. Su continuidad dependerá de cómo se desarrollen diversos acontecimientos en el mundo globalizado que el Presidente Trump intenta desglobalizar. Me refiero especialmente a la evolución de las conversaciones entre China y EEUU sobre el comercio internacional, ya que éste, el auge del comercio, es el verdadero motor del crecimiento.
Todavía datos sólidos
Nos recuerdan los analistas de First Trust que el desempleo sigue en mínimos de los últimos 50 años con una tasa del 3,6%. Incluyendo los trabajadores a tiempo parcial que querrían trabajar toda la jornada y aquéllos que han desistido de la búsqueda de empleo, el paro ascendería a un moderado 7%. Además, lo anterior se está consiguiendo con una subida de la renta disponible para los hogares del 3% anual, siendo el año 2019 el séptimo consecutivo de mejora salarial real (descontada inflación). Todo ello hace que el estándar de vida estadounidense siga progresando. Pese a Trump, pensarán muchos. Gracias al Presidente, opinarán otros. En todo caso, once años después de la quiebra del banco Lehman Brothers, los estadounidenses gozan de mejor calidad de vida.
Margen para más estímulos…
Tras el último recorte de un cuarto de punto en el precio del dinero (tercero en el año) dejando la banda de referencia entre el 1,5% y el 1,75%, la Reserva Federal tiene todavía espacio para ulteriores bajadas de tipos para estabilizar la economía vistos los recientes descensos de algunos indicadores de confianza. A diferencia de la Zona Euro donde los tipos están a cero y el margen de maniobra del BCE es muy escaso, la FED puede permitirse hacer una pausa e ir por delante del proceso de debilitamiento evitando así entrar en un escenario de frenazo económico.
…que pueden ser innecesarios
Según prevé el research de UBS, el ritmo de crecimiento anual del PIB de EEUU estará por debajo del 2% hasta el tercer trimestre de 2020 lo que se traducirá en una ralentización de la creación de empleo y un leve repunte de la tasa de paro. Lo anterior supone un punto inflexión en la bonanza de datos económicos y en los beneficios empresariales hasta la primavera de 2020. Se trata de una menor velocidad en el crecimiento del PIB pero nada cercano a una recesión.
Bolsas en coherencia con un entorno más débil pero sin desplomes
Si el desenlace del pulso entre EEUU y China arroja un resultado favorable, la confianza retornará y con ella la inversión y el consumo volverán a impulsar los resultados empresariales y las Bolsas podrán hacer nuevos máximos. Hasta que eso se confirme, podríamos ver caídas y, tras mucho tiempo sin suceder, a los mercados de acciones europeos hacerlo mejor que los americanos.
Asesórense bien y sean prudentes.