Las principales bolsas estadounidenses experimentaron la pasada semana su peor comportamiento en los últimos tres meses. La principal causa se encuentra en el fuerte retroceso de las cotizaciones de numerosas empresas tecnológicas y, en particular, los semiconductores (índice SOX -8,8% en la semana). Las caídas de los Magnificent Seven stocks (Apple, Microsoft, Google/Alphabet, Amazon, Nvidia, Meta Platforms y Tesla) también fueron elevadas y acabaron arrastrando a todo el mercado.
Unos datos de inflación que confirman su moderación y una creación de empleo enfriándose, llevan a muchos inversores a confiar más en el aterrizaje suave o desaceleración progresiva sin caer en recesión de la economía americana y a asignar mayor probabilidad a las bajadas de tipos de interés por parte de la Reserva Federal en el ejercicio actual. Ello ocasiona que esos inversores presten más atención a otros sectores y tipo de compañías distintos del tecnológico y de las big tech.
Como escribía en este foro a principio de mes, podemos estar ante el comienzo de una sana apertura del mercado que, durante un tiempo, relegue a la tecnología a un segundo plano y facilite que otra clase de empresas se beneficie de más entradas de dinero de manera que el movimiento final de los índices sea más sano y equilibrado.
Diferencias de rentabilidad entre fondos de inversión y concentración de los índices
A cualquier inversor le llamarán la atención las elevadas diferencias de rentabilidad que ofrecen fondos de inversión centrados en renta variable de EEUU. Estas son debidas a su diferente enfoque inversor: fondos basados en grandes empresas del índice S&P 500 y con peso relevante en las citadas big tech o fondos más focalizados en empresas de sectores más tradicionales y con tamaño pequeño o medio y escasa presencia dentro de sus carteras de la industria tecnológica. Las divergencias entre unos y otros, en media, ronda el 8% de retorno y aumenta si solo consideramos el segmento de mercado de pequeñas compañías (small caps), sector abandonado por los inversores en los últimos tiempos. Esto lleva produciéndose con intensidad unos dos años y, aunque con ciertos altibajos, ha llevado a buena parte del mercado de acciones americano a quedar relegado.
La gestora Robeco exponía el proceso descrito en un reciente informe y señalaba que estamos ante uno de los mercados más concentrados de la historia de las bolsas americanas: «el año pasado ni el 30% de las compañías del S&P 500 consiguieron batir al índice (cuando la media está entre el 45%-50%)». Explican que tal desigualdad, históricamente, ha ocurrido únicamente en dos momentos en los que los comportamientos anuales del S&P 500 (índice de capitalización, o sea, las empresas más grandes tienen más influencia en sus variaciones) y del índice S&P 500 equiponderado (todas las empresas pesan lo mismo) se han distanciado tanto. En ambas situaciones, a lo largo de los siguientes 6 y 7 años, el índice equiponderado batió considerablemente al índice de capitalización, produciéndose un entorno benigno para el hoy más bien denostado estilo value (compra de empresas infravaloradas por el mercado).
Concretamente, recuerda la citada gestora Robeco, han sido estos períodos:
1. El denominado Nifty Fifty: 1972-1973, período de alta inflación, similar al reciente, donde hubo fuerte concentración del mercado en 50 compañías de alta capitalización y elevados beneficios y crecimiento.
2. La burbuja tecnológica: 1998-1999, cuando volvimos a tener dos años de mucha concentración, si bien esta vez con una visión basada en unas expectativas de beneficios a la postre defraudadas.
A los períodos anteriores añadimos ahora el año 2023 y lo que llevamos de 2024, ya que acumulamos también casi dos años de máxima concentración en el índice S&P 500.
¿Está sobrevalorada la tecnología en Bolsa?
No es nada pacífico ese análisis. Por un lado, es cierto que las compañías tecnológicas, con las big tech y el auge del fenómeno de la Inteligencia Artificial (IA) a la cabeza, están vertebrando el crecimiento de la humanidad y seguirán haciéndolo. Por otro, a pesar de muchos informes y ejemplos favorables que podamos leer en esa dirección, todavía no sabemos realmente hasta dónde alcanzará la capacidad de generar ingresos de estas empresas, apoyándose, sobre todo, en la IA.
En Robeco ven cierta burbuja y excesos en las grandes compañías del mercado americano y cree que muchas cotizan con unas valoraciones excesivas y, aunque no esperan que las siete magníficas caigan en ventas o en beneficios, sí creen que los excesivos múltiplos que se pagan actualmente tenderán a reducirse debido a una ralentización en el crecimiento de sus beneficios por acción. En ese entorno, el mencionado estilo value lo haría mejor que el growth (compañías de mayor crecimiento).
¿Y ahora qué? Actuar con prudencia y diversificar con sentido
Puede que la corrección continúe durante lo que queda de verano. Dependerá, sobre todo, de los resultados corporativos del 2T-24 que se vayan publicando a lo largo de la presente y siguientes semanas. Alphabet (Google), Tesla y Amazon están a punto. Con todo, y con la debida visión de plazo y respondiendo así al antetítulo, mis recomendaciones para la parte de renta variable en una cartera son las siguientes:
– Mantener, no ampliar, la exposición al sector tecnológico vía ETFs o fondos especializados, incluso alguna de grandes tendencias.
– Incrementar el peso del enfoque de gestión value y de compañías medianas.
– No olvidar Europa: las expectativas de beneficios para la segunda parte del año se han venido recortando y podemos tener sorpresas favorables y alzas significativas, especialmente dentro del segmento de pequeñas y medianas empresas y del estilo value. El desacoplamiento pro-Bolsa USA en detrimento de Europa debería reducirse en los próximos meses.