Poco importan las inversiones cuando una epidemia se lleva todo por delante. Eso es lo que han pensado millones de inversores vendiendo activos financieros y provocando el hundimiento de los mercados de bonos y acciones de todo el mundo. Reacción comprensible pero seguramente equivocada.
¿Un cambio en el modelo económico y social?
No creo que estemos avanzando hacia un cambio en nuestra manera de actuar ni en el marco económico y social en que nos movemos dado que, vistas las medidas tomadas y asumiendo su cumplimiento, el control del contagio en la mayoría de países debería de ser cuestión de semanas o meses. A los hechos me remito: tanto en China como en Corea del Sur, focos iniciales del crecimiento del número de contagios, la epidemia parece estar bajo control y sus economías se están recuperando gradualmente. De hecho, paradójicamente podría pensarse, las Bolsas en China son la que menos han caído en el año (concretamente, el índice de Shangai un -5,3%).
La tecnología al servicio de autoridades y ciudadanos
No sólo para el descubrimiento de las medicinas que curen y prevengan el contagio del virus y su propagación, los avances tecnológicos también sirven para tener un mayor control sobre la expansión del coronavirus. Un buen ejemplo de ello es lo que ha hecho el Ministerio del Interior y Seguridad de Corea del Sur impulsando el desarrollo de una aplicación para smartphones denominada “self-quarantine safety protection” que facilita el control de los síntomas y de la ubicación de los enfermos por Covid-19. La Comunidad de Madrid está asimismo desarrollando una app con el mismo objeto, como contaba Expansión el pasado sábado.
El mayor problema de la epidemia no está en el virus sino en la época en que vivimos
La frase del antetítulo la escribía hace unos días Guy Wagner, jefe de inversión de la gestora BLI, y creo que refleja muy bien la realidad de nuestro tiempo: la velocidad de transmisión de la información y la frecuente falta de rigor de ésta agrava las tensiones y enciende el pánico. Si a ello sumamos la dispersión y la falta de diligencia en la toma de decisiones por parte de muchas autoridades políticas, tenemos un cóctel que alienta el caos y el desconcierto.
La crisis sanitaria se superará y los mercados lo anticiparán…
Por mucho que el desasosiego y la intranquilidad tiendan a invadirnos, como inversores debemos reflexionar con frialdad, mirar lo sucedido en otras crisis como describía la pasada semana en este blog y aceptar que la hipótesis más plausible es que la propagación del coronavirus se contendrá y el estado de los mercados financieros y su futura evolución se normalizarán.
…pero no sabemos cuándo ni con qué consecuencias para la economía
Las acciones concertadas de los Bancos Centrales inyectando liquidez (anoche la FED bajó los tipos a cero) no pueden superar por si solas la enorme incertidumbre que todavía rodea la propagación de la epidemia y sus posibles consecuencias económicas que podrían provocar una recesión global, lo que hace que las previsiones sobre la evolución de los mercados financieros en el corto plazo sean extremadamente imprecisas. Aunque probablemente los mercados estén sobrerreaccionando a la baja, desconocemos si realmente han descontado o no la totalidad del daño que la crisis sanitaria está infligiendo en el tejido económico de los países.
Así las cosas, mi consejo como asesor e inversor no puede ser otro que confiar en los beneficiosos efectos de la diversificación y de la visión de plazo en las carteras, así como en la calidad de los productos financieros bien elegidos, todo ello apoyado en un buen asesoramiento. Ni complacencia ni pánico. Por eso, ante la disyuntiva que plantea el título de este post, me quedo con la Bolsa y con la vida.
Asesórense bien y sean prudentes.
twitter: @GSantos_A