Movimientos al alza tan violentos como los que vivieron las Bolsas el pasado viernes, durante toda la semana anterior de hecho, hacen que muchos pongan en duda si realmente la crisis sanitaria va a ser tan dañina para la economía mundial como parecía. Al final, como tantas veces en los mercados financieros, hay que echar un paso atrás, mirar con frialdad y analizar lo que de verdad sustenta al mercado y discernir lo que puede castigarle.
Datos contradictorios con la gravedad del daño económico…
Los datos de empeoramiento en las predicciones de crecimiento de las principales economías del mundo se mezclan con la sorpresa en la generación de empleo en EEUU (en mayo se crearon 2,5 millones de empleos y se esperaba una destrucción de hasta 9 millones) o con el dato de la petrolera brasileña Petrobras que exportó en mayo un volumen récord de 1,11 millones de toneladas de crudo a pesar de la crisis que vive el sector por el exceso de oferta, que hundió los precios hace dos meses, y a la contracción del consumo por la crisis sanitaria.
… en un contexto de agitación política
No sólo me refiero a lo que sucede por estos lares. Mirando al exterior vemos cómo el Presidente Trump, impactado por un remedado movimiento social antirracismo, se enfrenta a un empeoramiento en las encuestas sobre los resultados de las elecciones de noviembre próximo, Bolsonaro amenaza con sacar a Brasil de la OMS a menos que la entidad deje de ser una «organización política partidista» en medio de una acentuación de los negativos efectos de la pandemia y, en Europa, el BCE sorprende duplicando su Programa de Compras de Emergencia Pandémica (PEPP) lo que muchos interpretan como un movimiento de anticipación a eventuales decisiones de los tribunales alemanes en contra de este tipo de estímulos monetarios en el seno de la Eurozona.
Los resultados empresariales marcarán la pauta
La realidad es que los enormes estímulos monetarios y fiscales más que atenuar la contracción del PIB sí que tenderán a lograr que la recuperación sea fuerte y rápida. Pero hasta que lo anterior tome cuerpo y se confirme la ausencia de retrocesos en los datos de contagio, no nos queda otro remedio que enfrentarnos con la realidad de unas fortísimas caídas de los resultados empresariales. Según un reciente análisis de UBS, éstos apuntan a una caída media superior al 25% en Estados Unidos y Europa, lo que hace que los múltiplos bursátiles sean poco fiables a corto plazo, siendo conveniente emplear la referencia de los resultados ya parcialmente normalizados de 2021. Éstos, en el escenario central de UBS, todavía estarían en 2021 un 5% por debajo de los de 2019 en las bolsas desarrolladas.
Esperar y ver, no salir corriendo por la volatilidad y aprovechar oportunidades
Los enormes déficit públicos de Occidente (mucho mayor en Estados Unidos pues superará el 20% del PIB que en Europa donde rondará el 7%) unidos a la montaña de deuda que sigue creciendo para financiar las ayudas sobre la que escribía hace una semana en este blog, más la penalizante subida del desempleo para el consumo y las quiebras empresariales que presenciaremos, nos obligan a ser prudentes como inversores.
Nadie sabe con seguridad cuál es la situación económica real pues la dependencia de los avances médicos es clave para recuperar la confianza y ésta lo es para la vuelta a una economía pujante. Esperar y ver con prudencia es la recomendación, sin salir corriendo vendiendo activos de bolsa por las recientes subidas e igualmente a la inversa, lo que se ha demostrado de nuevo que era la peor opción financiera durante las caídas (aunque psicológicamente se trate de otro problema), y sin olvidar que sigue habiendo determinados sectores y mercados que han corregido en exceso y el atractivo de algunos tipos de renta fija pues el crédito descuenta un escenario peor que las acciones y ofrece una favorable relación rentabilidad-riesgo.
Asesórense bien y sean prudentes.
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