Francia juega con fuego y Europa puede quemarse

La situación política y económica que atraviesa Francia ha degenerado hasta llegar a la decisión del primer ministro francés, Michel Barnier, de renunciar a sacar adelante el presupuesto de Seguridad Social de Francia

La situación política y económica que atraviesa Francia ha degenerado hasta llegar a la decisión del primer ministro francés, Michel Barnier, de renunciar a sacar adelante el presupuesto de Seguridad Social de Francia en la Asamblea y anunciar que intentará aprobarlo vía decreto, lo que deja a su Gobierno al borde de la caída ya que es casi seguro que va a tener que enfrentarse a una moción de censura con elevada probabilidad de salir destituido solo unos meses después de haber tomado posesión.

El país vecino tiene un déficit público desbocado de más del 6% de su PIB y una deuda igualmente disparada que ronda el 110% sobre PIB. En el caos descrito, la rentabilidad del bono francés a 10 años se mueve en estos momentos en torno al 3% lo que supone una prima de riesgo con respecto al bund alemán del 1% o 100 puntos básicos (máximos desde la gran crisis financiera), superando así a su equivalente español. Lo nunca visto, por lo que de ahí a una rebaja en el rating crediticio de Francia hay un paso muy corto, lo que todavía presionaría más al alza a la citada prima de riesgo y la acercaría, como mínimo, al diferencial de Italia (120 p.b). El contagio a la cotización del Euro que cae contra un Dólar que avanza hacia la paridad ya se está produciendo y los problemas para las finanzas públicas europeas y las de sus Estados miembros podrían agravarse (efecto contagio casi inevitable).

La situación podría deteriorarse aún más

Creo que aunque el actual Gobierno francés lograra continuar tendría una corta vida ya que las dificultades para sacar adelante el necesario ajuste fiscal, poco ambicioso en todo caso, y aprobar las subidas de impuestos y las reformas estructurales que exige la Unión Europea, serían constantes. Los aumentos de impuestos para los particulares, aunque teóricamente limitados en el tiempo y sólo para contribuyentes de alto nivel de ingresos, el incremento del impuesto a la electricidad, la reducción de empleos en educación, etc, no son plato de gusto para la oposición a un Gobierno en minoría por mucho que se invoquen las reglas de la Eurozona y las presiones del BCE.

En el escenario descrito de intentar cuadrar el círculo con el apoyo de la extrema derecha o de la extrema izquierda, aumenta el riesgo de que la inestabilidad política unida a la tensión en los mercados vayan a más. Por ello, a falta de mejoras de las finanzas gubernamentales y con una total ausencia de esfuerzos fiscales, la relación del déficit y de la deuda sobre PIB se desviaría aún más del promedio de la Eurozona. Los activos franceses aumentarían significativamente sus primas de riesgo, sobre todo si el Gobierno finalmente cayera (no habría elecciones hasta junio 2025 como pronto), y una indeseada crisis del Euro no estaría lejos. No olvidemos que el peso de los tenedores internacionales de bonos soberanos franceses supone el 50% de la deuda total francesa, lo que es superior a otros países como Italia (20%) o España (40%), lo que podría también generar una mayor volatilidad en el corto plazo.

El problema no es sólo de Francia, es de Europa

Los pilares del estado de bienestar llevan años resquebrajándose debido a una deficiente gestión del gasto público (política de subvenciones contra votos en su base) y a la acumulación de deuda, factores ambos que suelen conducir al incremento del paro y al empleo de menor calidad y menos remunerado. La globalización ha traído la competencia de las empresas de las zonas emergentes y estadounidenses con las europeas y, en esa lucha comercial, la victoria se inclina con frecuencia del lado emergente por sus menores costes salariales (China) o mayor emprendimiento y competitividad (Estados Unidos). Si a lo anterior sumamos una inmigración descontrolada que lastra la paz social en Francia (España se aplica en copiarle), el cóctel venenoso para matar el progreso de una economía está preparado.

Mi paisano Alberto Espelosin resumía lo aquí explicado en un informe reciente: “un Gobierno de Francia débil, elecciones convocadas en Alemania, Italia sin poder salir de su deuda y España sumida en una dictadura de minorías gastando lo que no tiene, está es la foto de Europa donde la falta de liderazgo, exceso de regulación, exceso de buenismo y falta de industrialización nos tienen sumidos en un bajo crecimiento tengas deuda o no”. Amén.