Europa necesita un DOGE

No se trata de un nuevo coche eléctrico para competir con sus equivalentes y más asequibles automóviles chinos. DOGE es el acrónimo en inglés del Departamento de Eficiencia Gubernamental que Donald Trump va a impulsar en su segundo mandato

No se trata de un nuevo coche eléctrico para competir con sus equivalentes y más asequibles automóviles chinos. DOGE es el acrónimo en inglés del Departamento de Eficiencia Gubernamental que Donald Trump va a impulsar en su segundo mandato como Presidente de Estados Unidos que comenzará oficialmente el próximo 20 de enero. Consistirá en una comisión que Trump ha encargado a Elon Musk (empresario emprendedor fundador de Tesla y de otras muchas empresas) y a Vivek Ramaswamy (un “Milei” gurú anti-woke que en su momento fue el rival republicano de Trump y hoy uno de sus puntales) con el fin de que dirijan este departamento gubernamental que tiene el objetivo de reducir la burocracia y el gasto federal.

Los datos de la decadencia económica de los ciudadanos europeos

Explicaba hace unos días en este foro cómo los pilares del estado de bienestar llevan años resquebrajándose en Europa debido a una deficiente gestión del gasto público (política de subvenciones contra votos en su base) y a la acumulación de déficit y de deuda.

Lo que está sucediendo a los españoles en términos de riqueza de cada ciudadadano, situación extrapolable en buena medida al núcleo duro de Europa, se resume en este análisis de Our World In Data (Nuestro Mundo en Datos) desarrollado en la Univerisdad de Oxford por el historiador social y economista Max Roser:

Los niveles de PIB per cápita registrados en España se sitúan ya un 41% por debajo de las cotas alcanzadas hace veinte años. Si tomamos los últimos datos del Banco Mundial para 2021, podemos comprobar que España alcanza un PIB per cápita de aproximadamente 38.000 dólares, frente a los cerca de 64.000 dólares que alcanza el país norteamericano.
Si ajustamos los datos de 2001 para tomar en cuenta la inflación y las diferencias de poder adquisitivo, encontramos que, hace dos décadas, esta rúbrica ascendía a 36.000 dólares, en el caso de España, y 50.000 dólares, en el de Estados Unidos. Por lo tanto, si hace veinte años nos quedábamos un 28% por debajo, hoy esa brecha ya asciende al 41 por ciento.
Midiendo el diferencial en dólares, esto significa que los españoles teníamos 14.000 dólares menos de renta en 2001, mientras que esa brecha ahora es de 26.000 dólares. Desde 2001 hasta 2021, España mejora su PIB per cápita en 2.000 dólares, mientras que Estados Unidos lo hace en 14.000 dólares, de modo que la mejora del país norteamericano en términos de PIB per cápita ha sido siete veces más intensa”.

Explicaba El Confidencial hace unas semanas de dónde viene el aparente dinamismo de la economía española. Su origen está en el auge del sector público, ya que la mitad del crecimiento de España se debe al gasto público en consumo y salarios, superando con creces su aportación al resto de componentes de la demanda. Ni siquiera el progreso del sector servicios, tanto turísticos como de alto valor añadido, consigue tanta relevancia, nos recuerda en el citado articulo Javier Jorrrín. Y yo añado: esta situación tiene un límite que no es otro que el aumento de nuestro déficit y capacidad para endeudarnos. El crecimiento de estas variables macroeconómicas va en contra de la creación de riqueza en el largo plazo y acaba emprobreciendo a los ciudadanos, como los datos expuestos más arriba demuestran claramente.

La inexcusable necesidad de moderar el gasto público y mejorar su eficiencia

No creo que el origen de la creación del DOGE por parte de Trump se encuentre en la vistosa, muy propia de los políticos, búsqueda del éxito cortoplacista, y tampoco sabemos realmente si alcanzará las metas inicialmente planteadas. Éstas, en palabras del propio Trump, tienen “la vista puesta en la eficacia y, al mismo tiempo, en mejorar la vida de todos los estadounidenses (…) eliminando el despilfarro y el fraude masivos que existen en el gasto público anual” que él cifra en 6,5 billones de dólares”. Encomiables propósitos, qué duda cabe. Sus responsables, al menos, conocen bien el mundo de la empresa y los riesgos aparejados a las malas inversiones. Veremos.

¿Alguno de ustedes, amables lectores, se imagina a Ursula von der Leyen, Presidenta de la Comisión Europea, anunciando la creación de un organismo intracomunitario con dos emprendedores/empresarios al frente para controlar y limitar el gasto de los países miembros de laUnión Europea y el de la propia Comisión? No lo creo. El problema de fondo es que en economía y finanzas, en el plazo, de ilusión no se vive. Al tiempo.