La expresión “divisa fuerte” (hard currency) se utiliza con frecuencia cuando se habla de inversiones en renta fija ligada a emisores situados en países emergentes. Se hace en contraposición a la “divisa débil” (local currency), que es la moneda propia del país del emisor. La moneda fuerte por excelencia es el Dólar americano (USD). En 2017 la cotización del Dólar ha caído un 13% con respecto a la del Euro, es decir, las inversiones denominadas en dólares hechas por europeos que razonamos en euros han perdido el 13% de su valor en lo que llevamos de ejercicio. Es una caída importante y llamativa para muchos, pues el Dólar era una de los activos de inversión más recomendados a principios de año por muchos analistas (entre los que no se encuentra un servidor). ¿Va a mantenerse esta súbita debilidad del Dólar?
La política monetaria debería favorecer al Dólar…
Los Bancos Centrales dudan sobre el ritmo al que deberían acometer la supresión de los estímulos monetarios que comenzaron a implementar tras la caída de Lehman Brothers. En principio, la diferencia de ciclo económico entre Europa y EEUU (mucho más avanzado el americano) justificaría un fortalecimiento del Dólar debido a que:
- las subidas de los tipos de intervención de la Reserva Federal (FED) hacen más atractivas las inversiones en USD con respecto a sus equivalentes en EUR,
- y la normalización del balance de la FED, reduciendo las compras de bonos y dejando que amorticen las emisiones sin renovar la posición, debería también favorecer a la cotización del USD.
Sin embargo, como comentaba la semana pasada, existe cierta confusión en los Bancos Centrales ya que, por un lado, observan con preocupación que no se alcanzan los objetivos de inflación en las economías de los países desarrollados y, por otro, nadie quiere ser el causante de una recesión acelerando la normalización de su política monetaria.
…pero el mercado presta atención a otras cosas
Creo que la causa de la depreciación de la divisa americana se encuentra en las dudas sobre la bondad de la economía de EEUU y el elevado apalancamiento de ésta (no sólo la Deuda Pública emitida por el Tesoro americano, también el crédito privado y especialmente el ligado al consumo). Si la FED continúa subiendo los tipos de interés, como parece, la economía podría ralentizarse debido a este alto nivel de endeudamiento y producirse un verdadero “aterrizaje forzoso” (hard landing). La actual debilidad del Dólar también se debe a la posible estrategia de salida de la fase de estímulos monetarios por parte del Banco Central Europeo que ni Mario Draghi está logrando comunicar al mercado.
Además, a la actual Administración de EEUU no le interesa un Dólar excesivamente fuerte ya que penalizaría su comercio exterior y tampoco a China que modula mejor su ciclo en este entorno. Realmente, salvo a los exportadores alemanes, a casi nadie le interesa un Dólar demasiado fuerte pues dañaría más cosas de las que se verían ayudadas.
¿Qué se espera en el corto plazo?
Hay visiones más bien negativas sobre la evolución del USD, como la de UBS, que considera muy probable que el USD rebote y recupere un 4 – 5% con respecto a los niveles actuales para luego continuar un camino de depreciación hacia 1,25 USD/EUR.
Otros analistas, como es el caso del Banco Santander, están bastante positivos con el futuro comportamiento del Dólar y, apoyándose en un aumento de las divergencias de política monetaria entre la FED y el BCE, creen que el USD podría retomar la senda alcista, con objetivo en cotas de 1,03 EUR/USD (nivel estimado por Santander para final del próximo otoño).
Una visión intermedia es la que tienen en Deutsche Asset Management, donde creen que la cotización de la divisa estadounidense podría estar ahora en equilibrio con el Euro.
A mi juicio, el futuro del Dólar en el corto plazo va a depender de cómo avance la reforma impositiva en EEUU impulsada por la Administración de Trump. De ser aprobada con rapidez en los términos en que se están divulgando, podríamos ver un auge de la confianza en el crecimiento de la economía estadounidense y una revalorización del USD que podría situarse de nuevo en el rango 1,10 – 1,15 en el que estuvo la mayor parte de 2016. No obstante, el desarrollo descrito no está exento de riesgos e, incluso de producirse, hay otros factores como explico en este post que podrían minar esa confianza en el billete verde. Por ello, la recomendación en los niveles actuales (1,18 – 1,20) es de no incrementar el riesgo que se tenga en USD y recurrir a coberturas para la exposición a bolsa americana o renta fija en dólares: la mayor parte de fondos de inversión con activos denominados en USD en sus carteras cuenta con una clase “H”, cubierta, para evitar caídas de su valor liquidativo por un efecto divisa adverso.