Europa y EEUU están en distintas fases del ciclo económico. Es una de las escasas conclusiones seguras que podemos extraer del análisis del entorno macroeconómico actual. No es poco como punto de partida, pues las consecuencias que ello tiene en los mercados de bonos y de acciones son determinantes a la hora de elegir en qué activos conviene estar posicionados en el último trimestre del año que tenemos por delante.
Divergencias entre zonas geográficas
Me llama poderosamente la atención la fuerte divergencia en la evolución de las economías de las principales zonas geográficas: Europa y Japón están todavía en fase de recuperación y, en cambio, EEUU alcanzará en 2015 su nivel máximo de crecimiento en este ciclo (superando el 3%), mientras China se desacelera y Brasil y Rusia rondan la recesión. Si a ello unimos que, pese a las políticas monetarias ultra expansivas de los bancos centrales, la inflación en Occidente no es una amenaza, gracias sobre todo a la contención salarial, y el impulso que ello comporta para el mantenimiento/subida de márgenes empresariales y de los beneficios de las empresas, encontramos pocos activos más atractivos por expectativa de rentabilidad/riesgo que la renta variable.
La renta variable irá por barrios
El porcentaje de distribución entre las principales áreas bursátiles de inversión, Europa y EEUU, no es cuestión pacífica y divide cada vez más a analistas. Hasta hace poco las compañías americanas eran las preferidas para la mayoría de analistas y lo siguen siendo para muchos, como UBS, pero otros, como Exane de BNP-Paribas, ven ya mayor potencial en unas bolsas europeas que seguirán apoyadas durante un tiempo por los bajos tipos de interés y las medidas de impulso monetario (préstamos a bancos y compra de activos de renta fija) del Banco Central Europeo (BCE).
En todo caso, donde hay que estar es en empresas europeas y americanas con buenos fundamentales y precios todavía razonables. Prefiero sobreponderar las europeas, escogiendo siempre aquéllas cuyos beneficios esperados están claramente por encima del crecimiento medio del mercado (compañías financieras, tecnológicas y cíclicas son las que ofrecen mejor perspectiva). Sin olvidar la bolsa japonesa, pues su economía, apoyada en los abenomics y en la depreciación del Yen, debería todavía tener mucho que decir. ¿China y otras zonas emergentes? Diversificar es siempre sano, pero aquí extremen la prudencia y el cuidado en la selección.
La renta fija y su comportamiento inesperado
Nadie quería renta fija de plazos medios y largos al comienzo de año y, a la postre, ha sido uno de los activos con mejor comportamiento. Con mucho riesgo, eso sí, debido al bajísimo nivel de tipos de interés de todas las referencias en las principales curvas. Donde se espera que quede algún espacio para la reducción de rentabilidades (subida de precios) es en los bonos de alto rendimiento (high yield) y aquí también con división de opiniones entre analistas sobre EEUU y Europa.
No veo valor en este activo, aunque podamos volver a equivocarnos como en enero de 2014, pues la asimetría en el riesgo es excesiva: mayor probabilidad de perder dinero que de ganarlo. Además, los tipos de interés medios y largos en EEUU ya han empezado a subir y los precios de sus bonos a bajar. Europa no se ha contagiado todavía de esta tendencia, pero lo hará en cuanto mejore la visibilidad de los datos de crecimiento y el BCE vaya agotando su munición.
Alternativas más conservadoras: ni depósitos ni Letras
No hay que ser un gran analista para desaconsejar las inversiones más conservadoras a quien busque obtener rentabilidad. Los tipos de interés de la Zona Euro están a cero y así van a seguir un tiempo. Quien busque elevada seguridad y protección del patrimonio está hoy condenado a pagar un precio consistente en la ausencia de retorno de sus inversiones.
¿No hay otras alternativas? Sí que las hay pero no son tan seguras, como fondos de inversión que combinan activos monetarios, renta fija y divisa gestionados con flexibilidad y utilización de coberturas y estrategias de valor relativo. Analicen, asesórense con criterio y diversifiquen. Para quien no acepta volatilidad, el resguardo en estos activos más a corto plazo y con riesgo controlado, pese a su bajo retorno, es primordial. Llegará el momento de subida de tipos y volveremos a la renta fija. Aunque habrá que esperar.
¿Continuará la mejora de la economía española?
Si la complacencia y la demagogia electoralista no anestesian totalmente a nuestros políticos, veremos mejoras cada vez más tangibles, especialmente en el sector servicios y en el tejido empresarial más exportador. Las ganancias en competitividad y, ahora, la caída del euro, impulsan las ventas de muchas de nuestras empresas. No obstante, el sobredimensionamiento de nuestro sector púbico, la montaña de deuda que nos rodea y las dificultades para reducir el desempleo, son factores que complican hasta el extremo que la recuperación de nuestra economía alcance una velocidad de crucero aceptable. Esperemos que el sector financiero, ya más saneado, pueda de una vez asumir su misión de prestamista y el crédito empiece a fluir. Con criterio, por supuesto, pero sin negativismos previos. Sigamos trabajando.