El rasgo que considero más distintivo en el método de invertir de Warren Buffet es su capacidad de entender el mundo de las empresas en su búsqueda de la ventaja competitiva de una compañía en su respectivo mercado. Una de sus máximas viene a decir que un accionista debe actuar como si fuera el dueño de todo el negocio. Es por ello que me ha llamado poderosamente la atención alguno de los consejos que el gurú de 84 años da a su mujer para gestionar el patrimonio que le dejará tras su muerte. Contaba hace unos días el diario Financial Times que uno de esos consejos es que adquiera fondos de inversión basados en gestión pasiva, es decir, que repliquen la composición de un índice sin preocuparse por las compañías individuales que forman parte de él. Coincido en muchas cosas con la visión del sabio de Omaha, pero creo que esta vez es necesario matizar esa recomendación.Visión estratégica y táctica
Dejo para otros profundizar en el debate sobre si la gestión activa basada en la selección de valores diferentes a los de un índice (en presencia o peso) aporta valor sobre la gestión pasiva de replicar un índice en función del período del análisis y si ello justifica la existencia de determinados costes. Lo que quiero recordar en este post es la necesidad de combinar en la gestión de un patrimonio la visión estratégica con la visión táctica y la implementación de ésta mediante una gestión activa de la cartera. La primera viene determinada por el nivel de riesgo de un inversor con visión a largo plazo y por el entorno económico general. Si sólo nos atenemos a ella, puede ser razonable actuar como parece que lo hará la viuda de Buffet dentro de un tiempo si sigue el consejo de su difunto marido (admitiendo que le sobrevive). La segunda, la táctica, se refiere al momento de entrada y salida de determinados activos financieros, a la graduación de la exposición, al estilo de gestión aplicado y, en definitiva, a la selección de tipos y subtipos de activo específicos y su peso en la cartera en cada momento.
Lo anterior está siendo de especial actualidad en este año 2014 que transita entre dudas y sinsabores. Dudas sobre la definitiva confirmación de salida de la crisis de los países desarrollados que no acaba de llegar. Y sinsabores para muchos inversores que, sin contar con un perfil inversor de renta variable y ante la ausencia de retorno de las inversiones conservadoras tradicionales, han dotado a sus carteras de un peso excesivo en activos de riesgo (renta variable básicamente) y ven cómo su patrimonio ha retrocedido en lo que llevamos de año. En España, a muchos les ha aumentado el apetito por el riesgo pero sin tener hambre. Y ahora están comenzando una mala digestión.
Perspectiva favorable para las bolsas…
No he variado mi planteamiento base repetido en este blog sobre las perspectivas de los mercados financieros para 2014 y, en base a él, mi predilección por la renta variable europea. Creo que existe un convencimiento en los mercados sobre que la Eurozona va a conseguir dejar atrás su crisis, si no definitivamente, sí en suficiente medida para estar actualmente en una fase de crecimiento económico de baja intensidad pero larga duración en el tiempo. Los mercados confían también en que el BCE seguirá surtiendo de gasolina al motor de la economía europea vía medidas monetarias expansivas y apuestan a que se superará el riesgo de deflación que ahora nos amenaza. Y se fían también, al menos por ahora, de las tasas de crecimiento de beneficios anunciadas por las empresas.
Todo lo anterior debería de impulsar las cotizaciones para que Europa acabe siendo el mejor mercado bursátil en 2014. Por ello, el inversor que acepte cierta volatilidad debe estar invertido en él, al menos en parte de su cartera, aunque reservando liquidez para aprovechar retrocesos y con elevada selectividad en la exposición a compañías, ya que el comportamiento de la bolsa, como la recuperación de la economía europea, no va a ser lineal ni va a centrarse necesariamente en los sectores y empresas de mayor peso en los índices.
…con elevada dispersión de rentabilidades
Es aquí donde entra el tacticismo como complemento a la visión estratégica y la necesidad de cuidar la selección de valores, los momentos de entrada y salida y los pesos asignados a cada posición. Y unido a ello la gestión activa de una cartera vía la utilización del fondo de inversión como un vehículo aventajado para captar esta discontinuidad en la? mejora de la economía mundial caracterizada además por su dispersión geográfica y sectorial. Soy consciente de queesta idea no es pacífica entre los inversores. La industria de fondos, como la de planes de pensiones, tiene de todo en cuanto a rentabilidades y costes, y no puede juzgarse de manera generalizada.
Adquirir fondos requiere acierto en la elección, confianza y paciencia. Seleccionar adecuadamente y mover la cartera en función del entorno económico, del desarrollo de los ciclos y, por supuesto, del sentido común, son los catalizadores para una buena evolución de la inversión en fondos. Si analizamos la rentabilidad en 2014 de los fondos encuadrados en lascategorías de bolsa española y de bolsa europea en su modalidad blend (todo tipo de compañías), apreciamos diferencias superiores al 9% y al 5% respectivamente entre el fondo con mejor comportamiento y el que peor lo ha hecho. Observamos también que, en general, los fondos con gestión más ligada al índice se encuentran en el grupo de cola en cuanto a rentabilidad.
El inversor español no debe confiar en los índices
Soy de la opinión de que los índices bursátiles reflejan cada vez peor la realidad económica que les sustenta y hay que salirse de ellos a la hora de asignar pesos en una cartera de inversión. Es igualmente necesario contar con estilos de gestión de baja direccionalidad o alternativos cuya presencia en carteras de riesgo moderado me parece imprescindible. Siendo esto así, y aceptando las diferencias entre el mercado americano y el europeo (éste es más estrecho y menos eficiente que el de EEUU), me veo obligado a apartarme por una vez de la doctrina buffetiana y pronunciarme en contra de la gestión pasiva per se como manera de tener exposición a renta variable.
Quizás un inversor con un horizonte temporal verdaderamente largo pueda permitirse ese lujo, aunque la globalización perturbe cada vez más ese planteamiento. Pero de lo que no me cabe duda es de que, para un ahorrador o inversor moderado español, la mejor fórmula para tener inversiones ligadas a renta variable en su cartera consiste en seleccionar una cartera de fondos de inversión con gestión activa, consistencia demostrada y costes razonables. A los hechos, rentabilidades que ofrecen unos y otros, me remito. No analicemos siempre períodos de 5, 10 ó 15 años. El perfil de riesgo más habitual del inversor español no lo permite. Y no olvidemos que cuando se compra un fondo no hace falta mantenerlo toda la vida. Eso es lo que a algunos les gustaría.