Vivir en un entorno de tipos de interés a cero es algo muy incómodo. Los bancos lo saben y los inversores lo sufren. Lo contaba muy bien Expansión cuando explicaba hace unos días las dificultades que tienen las gestoras para renovar los fondos garantizados que vencen y los problemas para los distribuidores de productos financieros para retener a los clientes. Si los bajos tipos de interés no permiten crear estructuras garantizadas y la renta fija y los depósitos remuneran casi el cero (menos el Banco Santander en Cataluña con su inusual campaña de extratipos), ¿debería un inversor verdaderamente conservador contar con algo de renta variable en su cartera como vía para lograr algo de rentabilidad?.
Represión financiera: tipos a cero mientras sea necesario
He contado en muchas ocasiones en este blog en qué consiste el fenómeno de la represión financiera: los bancos centrales mantienen los tipos de interés artificialmente bajos con el fin de liberar renta a los deudores para que éstos puedan consumir e invertir más y que los estados consigan devolver su deuda emitida ayudados por una carga de intereses cada vez menor. Así las cosas, algunos bancos de la Eurozona están ya cobrando intereses de penalización en depósitos bancarios. ¡Todavía tendremos suerte en España por conseguir un 0,45% a 13 meses!
Riesgos en la recuperación y en los mercados
Si hemos de fiarnos de lo que dice el Banco Central Europeo en su último “Informe de Estabilidad Financiera”, el nivel de tipos de interés va a seguir bajo durante bastante tiempo y esto encierra riesgos . Decía el supervisor europeo en el citado documento que aunque la tensión sistémica en la Eurozona se encuentra en su nivel más bajo desde el inicio de la crisis financiera en 2007, “la recuperación sigue siendo débil, frágil y desigual, y podría, potencialmente, reforzar los riesgos para la estabilidad financiera, en un contexto de búsqueda global de rentabilidad”. No sólo está reconociendo la poca consistencia de la superación de la crisis lo que supone perpetuar los tipos en mínimos, está también sugiriendo que estamos en un entorno propicio para la asunción de riesgos excesivos lo que puede degenerar en la creación de burbujas. Y ya conocemos lo que sucede cuando una burbuja explota…
La salida fácil: comprar renta variable
Como sabemos, la memoria del inversor es escasa y selectiva: tiende a recordar las plusvalías y a eliminar las pérdidas pasadas de su disco duro inversor. Pero, lo que es más sorprendente, es que lo mismo suceda hoy con frecuencia en banqueros y distribuidores de productos financieros quienes, por distintos motivos, siempre espurios en alguna medida, acaban recomendando comprar acciones a quien no soporta verlas bajar.
No estoy diciendo que no sea el actual un buen momento para determinadas inversiones en renta variable, sino que sin la debida diversificación, visión de plazo y tolerancia a la volatilidad, comprar bolsa no es más que una fuente de angustia y ansiedad. El inversor con elevada aversión al riesgo tiene hoy, por difícil que parezca, otras alternativas distintas a la bolsa. Eso sí, con menor expectativa de rentabilidad, pero con muchísimo menor riesgo que el que se asume comprando acciones o fondos que las contengan.
Caer en la complacencia es uno de los mayores riesgos, si no el principal, a los que los inversores se enfrentan en el actual entorno anestesiado por los bancos centrales. Nadie mejor que Warren Buffett, mayor inversor particular en bolsa de la historia, para responder a la pregunta del título de este post: If you don’t feel comfortable owning something for 10 years, then don’t own it for 10 minutes (“si no te encuentras cómodo poseyendo algo durante 10 años, entonces no lo tengas ni 10 minutos”). Creo que queda claro.