Acabando el 1T-23: no falta de nada

Después de un fulgurante comienzo de año con subidas notables en los precios de bonos y acciones, ha llegado el «mambo». A la estabilidad aparentemente alcista le siguen los sustos. Siempre es así. Sucede que el sobresalto producido con las intervenciones/absorciones/quiebras de varios bancos estadounidenses y del suizo, pero global, Credit Suisse, ha traído a los mercados financieros perturbaciones que hacía tiempo no veíamos (como caídas superiores al -10% en una sesión de las cotizaciones de varios bancos) y, lo que es peor, han hecho temblar la confianza en el sistema de depositantes e inversores. Expondré a continuación una serie de ideas que creo resumen bien dónde estamos, por qué y hacia dónde podría encaminarse la evolución de los mercados financieros.

En EEUU hay cerca de 5.000 bancos: ¿confiamos en la Reserva Federal para su supervisión?

La dimensión del sistema bancario americano no es comparable con la de ningún otro país. Tampoco lo es la heterogénea tipología de las entidades. Lo normal es que se produzcan situaciones de tensión en bancos pequeños en una fase de la economía de final de subida de tipos de interés y con la Fed drenando liquidez del sistema desde hace meses. Si a lo anterior sumamos que algunas de las instituciones con problemas están ligadas al mundo crypto, el foco de riesgo está servido.

Hasta tal punto es así que, después de la última subida de esta semana, los mercados descuentan ahora que la Reserva Federal lleve a cabo dos bajadas de tipos dentro de 2023. Eso vendría bien, sobre todo, a los mercados de acciones. No obstante y a pesar de que los tipos oficiales en EEUU estén en máximos desde septiembre de 2007, veo difícil que esa marcha atrás tenga lugar tan pronto.

Difícil labor la de la Fed que debe drenar liquidez y subir los tipos de interés para frenar la inflación y, a la vez, debe proporcionar liquidez nueva para evitar tensiones bancarias (la normativa bancaria americana es más laxa que la europea) y convencer a los mercados de que su labor supervisora garantiza la estabilidad  del sistema. Tengo confianza en el éxito de su labor ya que el crecimiento potencial y flexibilidad de la economía americana le ayuda, sin olvidar, además, que estamos a las puertas de un año electoral y los banqueros centrales no dejan de ser técnicos influenciados por políticos.

Suiza no es lo que fue, ni lo será ya nunca

Los suizos ya se quedaron sin secreto bancario (para americanos y europeos). Fue una de las consecuencias de la gran crisis financiera acaecida después de la caída de Lehman. Esta semana han estado a punto de quedarse sin su histórico sistema bancario.

Es altamente llamativo que una entidad del tamaño de Crédit Suisse que llevaba cinco trimestres consecutivos arrojando pérdidas no hubiera sido intervenida antes por el Banco Central suizo. Escasa diligencia la de éste que no ha sabido o querido ver a tiempo la incapacidad de estabilizar el pasivo (los depósitos seguían abandonando la entidad) y de reforzar su capital.

La solución de absorción a coste de regalo por UBS sobreponiendo los intereses de los accionistas a los de los bonista y saltándose así las reglas de prelación aplicables en este tipo de situaciones de estrés, ha sido un apaño de urgencia impropio de un sistema bancario que siempre ha querido transmitir confianza y seguridad. Ya no lo consigue. ¿Recuerdan lo sucedido con Popular? Bochornos financieros.

La tarea casi imposible del BCE

Nuestro Banco Central tiene que continuar en la senda de subida de tipos de interés (50 pb esta semana). La inflación sigue disparada (todavía supera el 8% en Alemania) y no le queda otro remedio. Al menos hasta que los datos de precios sean más favorables y allanen el camino.

A la vez, el BCE no desea tensionar el sistema bancario y reducir en exceso y demasiado deprisa la liquidez, pues pondría en juego la estabilidad financiera. De ahí a una situación de estrés en la deuda de los Estados no hay mucho. Tanto es así que en los últimos días el foco es la banca y parece que la inflación haya pasado a un segundo plano.

En ese equilibrio casi imposible va a moverse nuestra autoridad monetaria durante los meses venideros y probablemente veamos subidas de tipos menos agresivas y un mensaje más acomodaticio para una economía más débil y con riesgos crecientes de recesión tanto en EEUU como en Europa. 

El regalo de la diversificación

La recuperación de los mercados de renta variable desde principios de año ha ido de la mano de los PMImanufactureros mundiales (índices de confianza empresarial), impulsados por la reapertura de China.

Vista la sensibilidad actual a noticias de cualquier tipo provenientes del sector financiero (lo último, la amortización de un bono subordinado por parte de Deutsche Bank, lo que es teóricamente positivo, hundió las cotizaciones del sector), es evidente que las Bolsas han ido demasiado lejos y demasiado deprisa. No creo que haya que salir corriendo, pero sí continuar siendo extraprudente e infraponderando su peso.

Por otra parte, en renta fija sería un grave error no aprovechar las oportunidades de inversión, las que había y todavía están y las que se han hecho más grandes con las caídas en el precio de los bonos financieros, ya que dentro de algunos trimestres las dejaremos de tener, al menos tan favorables.

Ahora más que nunca, con el mercado de bonos por un lado y el de acciones por otro transmitiendo mensajes contradictorios respecto a la evolución de la economía (aterrizaje más accidentado o suave parón), se impone diversificar en renta fija y en renta variable con criterio, eligiendo bien los plazos y los sectores. El regalo será una mayor rentabilidad y más estabilidad en valoración, para el que tenga paciencia, por supuesto.

Asesórense bien y sean prudentes.

PD. Otro aviso a navegantes: el sistema bancario europeo con respecto al americano tiene fundamentales más sólidos aunque sea menos rentable, su nivel de liquidez nunca ha sido tan elevado lo que le coloca en una buena posición como prestamista y le facilita la transmisión de la política monetaria y, no olvidemos, el BCE y el BoE sustentan una estricta regulación y ejercen su labor de supervisión con el máximo rigor. Siempre puede haber fallos pero éstos, dejando de lado sobrerreacciones cortoplacistas del mercado, estimo que serían menores en nuestro entorno.

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