A punto de acabar un errático y ligeramente negativo mes de agosto para la renta variable, hacemos balance de lo que hasta ahora ha sucedido en las bolsas en este año 2017 y encontramos resultados más bien anodinos para los inversores que razonamos en euros: el día de publicación de esta columna, el Eurostoxx 50 acumula una rentabilidad positiva (sin dividendos) del +4,5, el S&P 500 de un +9,2% que se convierte en casi un -4% si lo convertimos a euros por la fuerte caída del Dólar y el Nikkei japonés apenas sube un 2% y también entra en terreno negativo por el efecto divisa. El oro sigue siendo uno de los activos con mejor comportamiento en el año y el petróleo uno de los peores. Por su parte, la Bolsa española mantiene buena parte del alza conquistada en los primeros meses del año y acumula un +10,6% de subida, aunque ha perdido un 7% desde máximos anuales. Estos resultados plantean varios interrogantes.
¿Vence la gestión activa a la pasiva?
O dicho de otra manera: ¿está batiendo la gestión basada en la selección de compañías a la que se limita a comprar las empresas que conforman un índice y mantenerlas? Sí, muchos buenos gestores, no todos, están superando claramente sus referencias de gestión por tener en cartera valores distintos (o en pesos diferentes) a los que componen esos indicadores. De no cambiar mucho las cosas en lo que queda de ejercicio, el año 2017 nos acabará dando nuevas muestras de lo que pueden aportar los gestores activos de calidad sobre las estrategias de compra de un índice o de las acciones que lo componen. El buen asesoramiento en la selección de vehículos de inversión exhibe de nuevo su importancia.
¿Están las bolsas europeas reflejando la mejora de la economía?
Las europeas no lo están haciendo, al menos si atendemos a las mejoras de indicadores macroeconómicos como el índice PMI del sector manufacturero de la Eurozona (en español: Índice de gestores de compras) que subió hasta 57,4 en agosto desde 56,6 en julio.
Fuente: IHS Markit y Bloomberg.
Se trata de las dos lecturas consecutivas más altas de este índice desde el comienzo de la crisis.
En Alemania, esperan que el crecimiento de su economía exceda del 2% en 2017 por primera vez desde 2011. De ahí que el PMI compuesto (sectores manufacturero y de servicios) haya vuelto a subir en agosto.
Fuente: IHS Markit y Bloomberg.
El consumo privado sigue beneficiándose de la reducción del desempleo (pleno empleo en el caso alemán) y de las exportaciones récord, impulsando de este modo el crecimiento de la economía germana.
La publicación de resultados empresariales del segundo trimestre ha sido, en líneas generales (siempre hay alguna sorpresa negativa) bastante favorable. Y ello pese al lastre que muchas compañías deben asumir por la caída de algunas divisas (especialmente del Dólar).
¿Qué frena entonces a las bolsas?
Creo que los factores que están frenando una mejora más pronunciada de la renta variable europea son los siguientes:
- Existe cierta confusión en los Bancos Centrales ya que, por un lado, observan con preocupación que no se alcanzan los objetivos de inflación en las economías de los países desarrollados y, por otro, nadie quiere ser el causante de una recesión acelerando la normalización de su política monetaria.
- La alternativa de la ausencia de remuneración se ha asentado y muchos inversores se han acostumbrado a recibir poco o nada por sus ahorros. La tan aireada hasta hace poco rotación de bonos a bolsa en las carteras de los inversores no acaba de producirse y la renta fija europea de calidad sigue ofreciendo rentabilidades bajísimas.
- Las dudas sobre las políticas de reflación e impulso del crecimiento del Presidente Trump son cada vez mayores y puede que nos encontremos en el final del ciclo expansivo en EEUU (acumula ya 28 trimestres), lo que se traduce en un descenso de los márgenes de beneficio de las empresas y en la citada debilidad del Dólar.
Todo no es favorable, mejor ser selectivos
Creo que la conclusión es evidente: los inversores están anteponiendo los factores descritos en el punto anterior a los favorables datos macroeconómicos de la economía europea que, además, están confirmándose en los resultados de muchas empresas.
Entonces, ¿es mejor vender o reducir las posiciones en bolsa por si se produce un verdadero cambio de tendencia porque el pesimismo se instala en el mercado? No lo creo. A mi juicio, la estrategia que mejor se adapta al entorno actual consiste en:
- seguir contando con un componente de inversiones en renta variable,
- ajustar su peso en coherencia con el nivel de riesgo que cada uno asume,
- y aplicar un criterio de máxima selectividad sectorial y de compañías.
En cuatro palabras: gestión activa bien seleccionada.
De esta manera, nos irán bien las cosas si el mercado avanza y sufriremos menos en caso de que lleguen caídas fuertes en los índices.