Renta fija argentina (y de otros ME), ¿la oportunidad del año?

A pesar de la revisión al alza del tipo de intervención estadounidense implementada el pasado diciembre por la Reserva Federal, los tipos de interés de los países desarrollados continúan muy bajos. En este entorno, el retorno que ofrece la renta fija emitida en muchos mercados emergentes (ME) puede ser una de las mejores alternativas para los inversores que no aceptan la volatilidad de la bolsa.

Diferencial del 5% – 6%

En estas zonas del mundo agrupadas bajo la denominación de “emergentes”, podemos encontrar bonos de calidad crediticia aceptable (a partir de grado de inversión o no especulativos) que, emitidos en divisa fuerte (Dólar), ofrecen un 5% – 6% de media por encima de la rentabilidad de su bono equivalente en Occidente (aunque este diferencial se reduce en aproximadamente un 2% si cubrimos la divisa a euros). Además, si miramos a la deuda emergente emitida en divisa local del país que se trate, el plus de rentabilidad es todavía más elevado (mayor riesgo por tratarse de una divisa débil).

Es cierto que se trata de un tipo de inversión muy atractivo hoy en día por la rentabilidad que ofrece, pero no está en absoluto exento de volatilidad, especialmente la causada por los flujos de dinero que se producen en el ámbito de las transacciones globales. Lo sucedido tras la elección de Trump en noviembre del pasado año (fuertes caídas de precio de la mayoría de bonos de ME) es un buen ejemplo de ello. Entonces, la subida de la rentabilidad del treasury americano (referencia para los emisores de zonas emergentes), a la que se sumó la apreciación del dólar, llevaron a la renta fija emergente a desplomarse, especialmente la latinoamericana. Luego recuperaría, pero el susto fue considerable.

No sólo los eventos internacionales como el citado con derivaciones económicas y geopolíticas afectan financieramente a estas zonas del mundo. La propia dinámica sociopolítica de muchos de estos países es una fuente de riesgo permanente debido a lo imprevisible y, con frecuencia, poco razonable de la conducta de sus políticos. Del mismo modo, cuando la coyuntura comienza a normalizarse, la posibilidad de obtener rentabilidad en ese país, se multiplica. Este el caso de Argentina.

Redescubriendo Argentina

Argentina fue en la primera parte del siglo XX uno de los países más ricos del mundo. De lo que fue a lo que es hoy, hay un abismo. Como recuerda Simon Lue-Fong, director de deuda emergente en Pictet Asset Management, en un reciente análisis sobre el país andino, existieron diversos motivos para la caída en picado de su economía: “la inestabilidad política, la incapacidad para modernizarse, la dependencia excesiva de las materias primas, unas instituciones débiles, infraestructuras poco desarrolladas, una fuerza laboral poco preparada y políticas anticomerciales, todo ello ha tenido algo que ver”. Y por supuesto, añado, su clase política y la corrupción.

Todos los factores citados influyeron para que una elevada inflación (hiperinflación en algunas fases) haya lastrado la economía argentina y las vidas de sus ciudadanos durante los últimos treinta años. Ahora, tras un largo período de peronismo (kirchnerismo en su versión más reciente), la llegada de Mauricio Macri está cambiando muchas cosas. El político de centro-derecha ha impulsado algunas medidas clave para el impulso económico del país:

  • Devaluación y salida del cepo cambiario, dejando la moneda en libre flotación.
  • Ajuste de tarifas de servicios públicos deficitarios.
  • Reducción de impuestos.
  • Asegurar la independencia del banco central y encomendarle el control de la inflación.
  • Aumento de subsidios para los sectores más desprotegidos.
  • Fin del conflicto con acreedores internacionales (tras el default de 2001), lo que ha abierto la puerta al país a los mercados de capitales internacionales (las emisiones de deuda argentina para inversores internacionales sumaron en 2016 más de 34.500 millones de dólares).

La inflación se situaba en torno al 40% en el momento de la llegada de Macri a la presidencia en diciembre de 2015. Su objetivo es reducirla al 5% para finales de 2018.

 

¿Es Argentina una oportunidad de inversión?

La fase en que está ahora inmerso el Gobierno de Macri no está exenta de accidentes e incidencias. Los efectos de las medidas económicas tomadas llevan su tiempo y, de hecho, el crecimiento que prevé el Fondo Monetario Internacional no es lo favorable que se esperaba (caída del 1,8% del PIB del país en 2016 aunque salida de la recesión en 2017). Existen también consecuencias negativas en el corto plazo para las clases sociales más desfavorecidas que suponen costes que nublan el aparentemente favorable resultado económico de la gestión del nuevo Presidente.

Para confirmarse como una buena oportunidad de inversión, Argentina necesita crecimiento y creo que va camino de ello. A medida que la acción del Gobierno de Macri se afiance, podremos ver cómo los inversores internacionales muestran cada vez mejor disposición hacia su mercado y sus emisiones, reduciendo así la prima de riesgo del país. Así está ya sucediendo a alta velocidad, provocando una fuerte apreciación de los activos de deuda argentina. No obstante, las sobrereacciones, al alza y a la baja, de un mercado muy ilíquido como es el de los bonos argentinos obligan a extremar la cautela.

Inclusión y ponderación en una cartera de la renta fija emergente

El caso argentino ilustra cómo la renta fija emergente puede ser una de las sorpresas positivas en rentabilidad para el presente 2017. Con el actual entorno de tipos de interés de la Eurozona, la conveniencia de su inclusión en cartera es, a mi juicio, evidente. Eso sí, siempre que se acepte su elevada volatilidad, se cuente con suficiente visión de plazo y se pondere debidamente dentro de una cartera de inversión global. Como la dispersión entre bonos emergentes es enorme, es clave asesorarse para elegir buenos gestores que sepan seguir la estela de los emisores más sólidos y de las economías que, a pesar de sus negativos precedentes, están en vías de enderezarse, caso, probablemente, de la argentina.