Bolsa USA: ¿ligera corrección o caída continuada? El

La recuperación delS&P 500 de los dos últimos días, aupado en parte por unos datos de inflación favorables, no esconde el hecho de que el principal índice bursátil estadounidense esté prácticamente plano en el año y sitúe a la Bolsa americana a la cola de los principales mercados de acciones mundiales. ¿Qué hay detrás de ello?

Tensiones internacionales y deslizamiento a la baja de algunas de las principales variables macroeconómicas.

No hay duda de que el entusiasmo que invadió Wall Street después de la victoria electoral de Trump el año pasado se ha desvanecido ante las incertidumbres creadas por las medidas arancelarias anunciadas. La obsesión del nuevo presidente conChina le está llevando a intentar limitar sus avances tecnológicos con mayores restricciones sobre semiconductores y presionando a otros países para que colaboren para alcanzar este objetivo. Amén de implantar elevadas tasas portuarias a los armadores chinos y a los barcos allí construidos, lo que podría volver a generar graves problemas en la cadena de suministros.

A esto se añaden las contradicciones sobre los aranceles a México y Canadá, el gravamen del 25% a productos de Europa, todavía incierto en cuanto a los sectores de aplicación y fecha de entrada en vigor, y, por si esto fuera poco, la surrealista entrevista con Zelinski con un Trump desaforado e irrespetuoso, acompañado en su riña por el vicepresidente Vance, muy preocupado con la, para él, desaliñada vestimenta del líder ucranio. Estamos asistiendo a un intenso retorno del presidente americano que, por ahora, arroja más cosas negativas que positivas.

Visto lo anterior, no debe sorprender que la confianza de los inversores sufriera un golpe notable la pasada semana, particularmente en los activos con valoraciones más exigentes (tecnología) y en los más especulativos (criptomonedas), lo que provocó un giro inversor hacia sectores defensivos. En ese periodo, el Nasdaq bajó un -5,07%, el S&P 500 un -2,49% y el Dow Jones un -0,27%. Vuelven a brillar las empresas de la economía tradicional como avanzaba aquí hace unas semanas. Y con ellas, el Dólar.

Para mostrar casos concretos del cambio de sentimiento no hay más que ver la caída de la cotización del gigante de los chips Nvidia, que publicó unos sólidos resultados corporativos que no pudieron evitar que su caída semanal superara el -9% y que el índice Bloomberg Magnificent 7 acumulara una caída de más de un -14% desde sus máximos de diciembre. Todavía peor le fue al Bitcoin que ha llegado a hundirse más del -25% desde máximos de enero en medio de salidas de dinero de ETFs basados en criptomonedas (luego el movimiento ha revertido en buena medida) y con el índice de sentimiento inversor Crypto Fear & Greed (miedo y codicia) mostrando una elevada angustia del mercado .

Los treasuries y los bonos en general actúan de refugio

La debilidad de la economía estadounidense queda patente en la desaceleración gradual en el crecimiento del PIB, en las sorpresas negativas en la confianza del consumidor unidas a caídas en el gasto personal así como en la confianza de los empresarios del sector de servicios (en contracción según el último dato) y en el incremento de las peticiones de subsidio por desempleo, subida ésta coherente con la caída del porcentaje de pequeñas empresas con inversiones planificadas para los próximos 3 a 6 meses.

Lo explicado ha conducido a los inversores a llevar a cabo una clara rotación: sale dinero de tecnología y busca refugio en bonos, acciones europeas y valores defensivos en general. Es decir, la renta fija está ejerciendo de contrapeso, especialmente los plazos largos de los bonos soberanos de Estados Unidos.

Pero las caídas de las Bolsas en EEUU podrían ser pasajeras

A pesar de la volatilidad descrita, las caídas de la bolsa americana no han penalizado a los diferenciales de crédito (prima que los emisores de bonos privados deben pagar sobre el tipo de interés al que se emiten los bonos soberanos). Se sigue descontando un escenario económico benigno a ambos lados del Atlántico, lo que últimamente favorece más a los bonos europeos, ante el posible final del conflicto en Ucrania, que empiezan a converger con sus equivalentes americanos.

El camino aquí trazado es especialmente relevante para los inversores con posiciones en Bolsa ya que el mercado espera señales del comportamiento de la renta fija: para que veamos una corrección real es muy probable que sea necesario una ampliación de los citados diferenciales de crédito. Una vez que estos diferenciales comiencen a ampliarse, será cuando podamos ver caídas continuadas en los índices bursátiles que, más allá de una corrección, podrían comportar con el tiempo un cambio de tendencia. Habrá que seguir ese indicador aunque, todavía, estimo, no estamos cerca de esa situación.

Conclusión: por ahora, seguir invertidos

Lo que escribo en el antetítulo no es óbice para tener presente que:

  • El año actual no va a ser el año de las big tech, pero salvo desastre en los resultados corporativos de alguna de ellas, no debería de haber dramas en las cotizaciones.
  • Espero que el Dow Jones bata a los otros índices americanos con una vuelta del inversor a las empresas de economía tradicional.
  • Todavía están por llegar las medidas de Trump, sobre todo fiscales, para las empresas, que deberían impulsar la economía estadounidense.
  • La Fed tiene casi todas las balas de bajadas de tipos guardadas para cuando la inflación le permita dispararlas y parece que así va a ser.
  • Con todo, el equilibrio actual sigue siendo inestable. Algunos segmentos del mercado estadounidense han entrado en una zona de sobreventa y ésta podría continuar.
  • El mercado se mantenía relativamente aislado del ruido arancelario pero ya no lo está, por lo que si Trump no da un giro a su política comercial, lo más probable es que veamos más caídas y éstas se contagien durante un tiempo a Europa.
  • Lo anterior se convertiría en un elemento favorable si nuestros políticos europeos son capaces de negociar con la Administración americana. Quid pro quo.

Como siempre insisto en estas columnas, la paciencia y la máxima diversificación posible deben ser las pautas que guíen la composición de una cartera de inversión en activos financieros, con más intensidad ahora por la debilidad, quizás pasajera, de la economía estadounidense.