La atractiva bola de nieve de los dividendos

La expresión del título no es mía, sino de un inversor y analista estadounidense, Samuel Smith (Leonberg Capital), y la utilizaba en un informe sobre lo lucrativa que puede ser una estrategia de inversión basada en la compra de empresas cotizadas con balances sólidos y negocios pujantes y que mantengan una política de dividendos estable. Creo que en estos momentos de enfriamiento de la economía americana y de tránsito hacia un cambio a la baja del ciclo de tipos de interés tanto en Europa como en EEUU, focalizar parte de las inversiones en activos financieros que generen rentas elevadas que se van acumulando y reinvirtiendo, es un enfoque inversor que gana importancia, ya que será siempre una magnífica fuente de rentabilidad si se acierta en su elección. Me centraré hoy en los dividendos.

Asegurar rentabilidad

Efectivamente, invertir en acciones que generen alto rendimiento, si se hace correctamente, puede generar favorables retornos totales ajustados al riesgo a largo plazo y, al mismo tiempo, proporciona un flujo de entrada de dinero cada vez mayor, reduciendo además el riesgo de la cartera global, lo que todavía cobra más relevancia en períodos de incremento de volatilidad como ahora sucede. Incluso si el mercado entra en una fase bajista profunda y prolongada, la estabilidad de este tipo de inversión tiende a superar la de otros segmentos del mercado.

Una postura defensiva especialmente valiosa en caso de una recesión económica

Hoy en día existe un permanente debate sobre si estamos camino de una recesión, especialmente en Estados Unidos, o si la resiliencia de la economía americana va a continuar impulsando a la economía global y, en ese marco, también a las cuentas de resultados de las compañías cotizadas. El contexto descrito refuerza el atractivo de este tipo de inversión en empresas de alto dividendo, siempre que:

Las empresas en que se invierte tengan un modelo de negocio defensivo y duradero: operen en un sector que proporcione servicios o productos esenciales que probablemente sigan siendo demandados independientemente de las condiciones económicas.

Cuenten con un balance sólido: deben mantener niveles de deuda bajos en relación con sus ganancias, así como una elevada liquidez. Esto tiende a asegurar que puedan enfrentar las recesiones económicas sin tener que recortar su dividendo.

Mantengan en el tiempo un pago de dividendos sostenible y creciente: el dividendo tiene que estar bien cubierto por los flujos de efectivo de la empresa y beneficiarse de una perspectiva futura de crecimiento de dividendos que al menos iguale o supere la inflación media a largo plazo.

El umbral de rentabilidad de esos dividendos sea lo suficientemente alto en relación con activos alternativos que también generen rentas: esto debería de poder evitar una venta masiva en Bolsa por parte de inversores de este tipo de acciones con objeto de dedicar esa liquidez a otro tipo de compañías o a activos financieros diferentes.

Cómo implementar la estrategia

En estos momentos, el nivel medio de pago de dividendos de empresas europeas de la categoría explicada ronda el 5,7% y en EEUU el 3,6% (en USD). Me refiero a sectores como las utilities (distribución de energía), grandes empresas de ingeniería y gestores de infraestructuras, REITs (Socimis) y bancos y financieras en general. En todos ellos podemos encontrar empresas de calidad que cumplen los requisitos mencionados más arriba.

No obstante, para la inmensa mayoría de inversores suele convenir más un fondo de inversión, varios realmente, diversificando así en gestores que hayan generado un crecimiento de dividendos atractivo a lo largo de su mandato y cuyos productos bajo gestión cuenten con la orientación inversora aquí definida. Se logra así una diversificación más eficiente aunque el rendimiento final sea algo más bajo por comisiones de gestión. Gestoras internacionales como JP Morgan, Schroders, M&G o Mirabaud, entre otras, disponen de sólidas estrategias en productos de inversión de este tipo. Además, no olvidemos que en esta materia la eficiciencia fiscal para personas físicas residentes en España se logra a través de fondos y no vía activos directos (bien acciones específicas, bien ETFs de gestión pasiva que para este enfoque de inversión no aconsejo)