Invertir en 2015: 10 preguntas y respuestas (II)

Como ya hice hace un año en este blog, la segunda parte de esta visión de mercado para el nuevo año que comienza se centra en las inversiones que acostumbran a pesar menos, o incluso no estar, en las carteras de los inversores españoles. El mundo de las correlaciones entre los activos financieros es suficientemente complejo como para dejar de lado ex ante algunas alternativas de inversión que pueden, a la postre, convertirse en salvadoras de la rentabilidad de una cartera. Para poder construir ésta, es indispensable analizar todos los tipos de activos, seleccionar los que más se adecuan al entorno y al perfil de riesgo de cada uno y hacerlo de manera dinámica en el tiempo, para finalmente escoger los vehículos de inversión (acciones, bonos, fondos, etc.) que mejor evolución puedan tener por su calidad diferencial y consistencia.

 

  1. ¿Seguirá la bolsa japonesa teniendo un comportamiento favorable?

 

La elevada volatilidad fue el rasgo más característico de la bolsa japonesa en 2014. Fuertes idas y venidas en rentabilidad sacudían los índices y asustaban a muchos inversores que, pese al esperado efecto favorable de los abenomics (medidas económicas ultra laxas del ministro japonés Abe), decidían cerrar posiciones consolidando ganancias o frenando pérdidas. El mantenimiento de la expansión monetaria buscando incrementar el nivel de inflación (debilitando además el yen), el retraso de la nueva subida del IVA y los nuevos paquetes económicos de estímulo, deberían favorecer el buen momentum de este mercado.

Contar con una exposición en bolsa japonesa en 2015 no es plato fácil para todos los paladares, pero sí puede convenir a aquellos inversores con carteras amplias de renta variable. Para éstos, recomiendo hacerlo a través activos que no supongan la inversión en yenes (contratos de futuros) o que arbitren su cobertura (varios ETFs y fondos de inversión lo hacen), evitando así el riesgo de perder por la divisa lo ganado en la apreciación de las acciones.

 

  1. ¿Está agotado el crecimiento en los países emergentes?

 

La finalización del superciclo de las materias primas liderado por China unida a las dificultades de este país por mantener las tasas de crecimiento del pasado, hacen que muchos analistas sean cada vez más escépticos en cuanto a la capacidad de muchos países emergentes para seguir creciendo a ritmos claramente superiores a los de los países desarrollados. La debilidad de la mayoría de divisas de estas zonas del planeta y los permanentes riesgos geopolíticos que presentan, convierten la inversión en ellas en fuente de excesiva volatilidad potencial.

No obstante, como sucede con tantas ideas de inversión, con las acciones y los bonos de países emergentes se acostumbra a generalizar de forma errónea, pues existen muchas diferencias entre países, sectores y tipos de empresas. Salvo en algunas zonas asiáticas, la convergencia económica con los países desarrollados aún tiene mucho recorrido y, desde el punto de vista financiero, existen numerosas oportunidades de inversión. Pensemos simplemente en el ingente número de personas que se moverán desde zonas rurales a áreas urbanas en India y China durante los próximos años y las consecuencias financieras y empresariales que tal migración interna comporta.

Como indicaba para la bolsa japonesa, el aprovechamiento de esta alternativa de inversión debe venir vía una diversificación eficiente en el marco de carteras grandes y que acepten un nivel alto de riesgo. Muchas empresas chinas muestran expectativas de crecimiento elevadísimas y muchos bonos emitidos por países latinoamericanos ofrecen cupones muy atractivos para su teórico bajo riesgo de repago. Hay activos específicos que permiten ganar exposición a este tipo de procesos, pero les recomiendo hacerlo mejor a través de fondos de inversión globales en los que una parte significativa de su cartera se destine al aprovechamiento de estas tendencias. La utilización de compañías occidentales con estrategias de crecimiento en países emergentes es otra excelente manera de sacar partido al crecimiento incremental de estas zonas del mundo.

 

  1. ¿Va a seguir cayendo el petróleo?

 

Si por Rusia fuera, el petróleo nunca hubiera perdido la barrera de los 100 dólares. Razones que ya he tratado en Expansión hacen que parte de la gran caída del precio del crudo tenga más de artificial que de real, considerando como “real” el juego de la oferta y la demanda. Crecimientos de la economía global en el entorno del 3,5% para este 2015 y ligeramente superior en 2016, como estiman la mayoría de analistas macro, no son cifras que justifiquen en modo alguno el desplome. De ahí que, salvo verdadero cataclismo en la economía china, altamente improbable a mi juicio, con su consiguiente contagio a muchas zonas emergentes, el petróleo no debería de profundizar en su caída sino más bien al contrario y podríamos ver pronto rebotes en su precio. Por muy mal que caiga Putin, a nadie le interesa que Rusia impague sus deudas o provoque más tensiones de las que ya acostumbra en los países de su entorno. Eso sí, las apuestas inversoras en este activo, como en otras materias primas, mejor dejarlas para especuladores sin problemas de corazón.

 

  1. ¿Qué pasará con el oro?

 

No he querido dejar fuera al oro en este repaso sobre lo que puede suceder a los distintos activos de inversión en el año 2015. El pasado fue un ejercicio lleno de acontecimientos especiales para el oro, como fueron la continuación del proceso repatriación del oro almacenado en otros países por parte de Alemania y el referéndum en Suiza, con resultado negativo, sobre el incremento de sus reservas en oro. Al final, y tras un año bastante volátil, el precio del oro acabó 2014 en niveles cercanos a los de su comienzo.

La cotización de la onza está siempre sesgada por elementos ajenos a la utilización industrial del oro o su uso como reserva de los bancos centrales. Es la búsqueda de refugio por parte de los inversores en momentos de shocks del mercado lo que tiende a provocar los movimientos más fuertes de subida de su cotización. De ahí que no me disgusta en absoluto algunos fondos de inversión que acostumbran a mantener en cartera posiciones ligadas al oro pensando en su aportación como contrapeso en momentos de caída de otros activos de riesgo. Y el año 2015 puede traernos más de un sobresalto como explico a continuación.

 

  1. ¿Nos espera en balance un buen año en los mercados financieros?

 

Creo que 2015 será un año especialmente difícil para la inversión. Algunos de los riesgos latentes me parecen de gran calado y con posibles consecuencias muy negativas para los respectivos mercados domésticos y globales. Me refiero especialmente a tres: las citas electorales en Europa con el riesgo de triunfo de corrientes populistas, sobre lo que estamos aprendiendo mucho y velozmente en España, la incógnita sobre el mantenimiento del ritmo de crecimiento en China en un marco de paz social y, lo que creo más grave por el elevado porcentaje de probabilidad de cumplirse, las subidas de tipos de interés en EEUU y sus efectos sobre los mercados de bonos, tanto públicos como privados, así como el eventual contagio a las bolsas ante eventuales fuertes caídas de la renta fija americana acrecentadas por la iliquidez propia del tipo de activo. Siento acabar intranquilizando, pero esto es lo que tenemos. Una diversificación eficiente y la utilización de vehículos de inversión que utilicen coberturas dinámicas y otras estrategias de control de volatilidad deberían de ayudar a atemperar los riesgos descritos.

No obstante, antes de finalizar este examen de lo que puede suceder en el nuevo ejercicio que ahora comienza y como también lo hacía hace un año, quiero recordar que mi obligación como analista es tomar datos objetivos y opiniones subjetivas, analizarlos y definir una posición en base a todo ello. Y aunque los mercados acaben siempre reconociendo la realidad económica que hay detrás de las cotizaciones, sean de acciones o de bonos, hasta ese momento se mueven en gran medida por elementos subjetivos, lo que les dota de volatilidad, es decir, de riesgo. Esta característica hace que no todo sea adecuado para cualquier inversor, aunque pueda ganar dinero comprándolo. El principio básico de la inversión que Warren Buffet, y un servidor, amablemente se empeña en recordarnos es elemental: no perder dinero. Y el siguiente lo es también: no olvidar el primer principio. Feliz Año 2015.

 

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