En el primer semestre del año la mayor parte de los activos de inversión ha tenido un buen comportamiento, aunque con mucha dispersión de resultados. Y ello pese a que hemos sufrido una inflación a la baja pero persistente, agresivas políticas monetarias de los bancos centrales, un crecimiento económico desacelerándose (más en Europa que en EEUU) y unas previsiones de beneficios corporativos que van disminuyendo.
1. Qué puede suceder en las bolsas el próximo trimestre?
Va a depender en gran medida de la publicación de resultados que comenzará en julio. Es un hecho que el endurecimiento general en Occidente de las condiciones financieras va a lastrar los beneficios empresariales pero en qué magnitud es la incógnita. Si el efecto negativo descrito no es excesivo, podemos tener un verano más bien tranquilo en las bolsas con los dientes de sierra habituales ligados a la menor liquidez de ese período. No obstante, el mercado en general está empezando a cambiar su atención de las preocupaciones sobre la inflación y la política monetaria al optimismo sobre el crecimiento nominal. Un exceso en este optimismo podría volverse en contra de las cotizaciones.
2. ¿Puede esperarse un comportamiento diferencial de EEUU y Europa?
La euforia en torno a la inteligencia artificial ha impulsado a las grandes tecnológicas y a los índices en general. A partir de ahora veremos que la liquidez disminuye y será cada vez un menor apoyo para los mercados de acciones. La rentabilidad por dividendo del S&P 500 es inferior ya a la rentabilidad de la Letra del Tesoro americano a un año. Por todo ello, a pesar de unos datos macro más sólidos en EEUU (su PIB del 1T se revisó al alza ayer situando ahora el crecimiento en el +2% trimestral anualizado, seis décimas por encima de la cifra publicada previamente) y apreciando una reducción del crecimiento en muchos sectores de la economía europea, me inclino por la preferencia por Europa para los próximos meses. Su menor peso de tecnología y la fuerte presencia de sectores con valoraciones y capacidad de subida todavía favorables como el financiero y el turismo/ocio, lo justifican.
3. ¿Qué bolsas son más atractivas por valoración en estos momentos?
Por valoración, las Bolsas más atractivas son las asiáticas, con Japón a la cabeza a pesar de la subida que acumula en 2023 de casi un +20% (al contrario de su divisa que cae más de un 10%, lo que ayuda a las empresas exportadoras y a la Bolsa japonesa en general). Se conoció recientemente una encuesta a 857 empresas japonesas que revelaban que han elevado cerca del 17% sus planes de inversión de capital para 2023. Por algo será.
4. ¿Qué mercado tiene motivos para hacerlo mejor?
Además de lo mencionado para la Bolsa japonesa, la Bolsa española podría dar la sorpresa y superar el comportamiento de otras europeas debido al elevado peso de empresas financieras y empresas de servicios en su índice, además de la presencia de compañías vinculadas a un pujante turismo como Meliá o Amadeus. Como decía José Ramón Iturriaga, gestor del fondo Spanish Opportunities, en una nota reciente: «Nada hace pensar que teniendo en cuenta las valoraciones de partida, las dinámicas de los últimos meses deban cambiar, todo lo contrario; el buen comportamiento es, en sí mismo, el mejor reclamo, dinero llama a dinero. Si a lo anterior sumamos un eventual y más que probable cambio de gobierno en España que devuelva al radar de los inversores internacionales, no van a quedar excusas para (no) invertir en bolsa española».
5. ¿Qué citas clave hay en los próximos meses para los inversores?
Las reuniones de julio y septiembre de los banqueros centrales en EEUU y en la Eurozona determinarán, sobre todo en el primer caso, si el techo de subidas de tipos se está alcanzando o todavía queda camino por recorrer. Dependerá, qué duda cabe, de las publicaciones de los índices de precios en cada lado del Atlántico y de la resiliencia de las economías y sus empresas ante el endurecimiento de las condiciones en el crédito bancario y en la financiación en general. Finalmente, las publicaciones de resultados de las grandes compañías tendrán lugar a lo largo del mes de julio y una caída excesiva de los ingresos y/o beneficios en alguna de las big tech podría provocar una cascada de desplomes en el sector tecnológico y su contagio al resto del mercado no se haría esperar.
Asesórense bien y sean prudentes.