Cuando contaba en este foro hace dos semanas mi visión para el año actual en Telegrafiando 2023, no cité la que fue también inversión refugio, aparte del Dólar para los que razonamos en euros, durante el pasado ejercicio. Me refiero, como se adivina por el título de esta columna, a la liquidez o cash cuya presencia en cartera, aun sin retorno, ha protegido de las caídas de bonos y acciones acaecidas en los trimestres pasados. Sucede que este tipo de activo cuenta ahora con una gran ventaja: sí que se remunera y, además, algo impensable hace un año con tipos negativos, se paga a muy buen nivel. Eligiendo bien, por supuesto.
De dónde venimos: ya no hay bonos con rentabilidad negativa
Leía recientemente que acababa de vencer el último bono con rentabilidad negativa. Se trataba de un bono soberano japonés emitido hace años. Muchos lectores de este blog me preguntaban cómo era posible que numerosos Estados, el español entre ellos, al igual que algunas empresas privadas de gran tamaño, se financiaran a lo largo de los años que siguieron a la gran crisis financiera a tipos negativos, es decir, los compradores de los bonos emitidos entonces perdían dinero al minuto siguiente de comprar el bono, al menos siempre que esperaran hasta el vencimiento de éste.
Lo intenté contestar en varias ocasiones proponiendo, ya en 2016, alternativas a esas rentabilidades negativas de la renta fija con las que hemos convivido hasta hace muy poco. Hoy en día, podemos decir que se ha superado la anomalía que suponía una estructura de tipos de interés con buena parte de sus plazos en terreno negativo. La inflación desbocada de 2022, qué duda cabe, nos ha permitido salir de ese pozo y esa salida ha sido veloz. También lo será para la renta fija, lo que trataremos en otro post.
¿Recuerdan la guerra del pasivo?
Hace algo más de diez años se produjo en nuestro país la denominada «guerra del pasivo» entre entidades bancarias. Se entabló una carrera sin sentido financiero alguno más allá de ampliar balance para compensar provisiones mal calculadas (por lo reducido) y evitar teóricas OPAs, así como para complicar la vida a la competencia en un sector sumido en plena reestructuración tras el colapso del sector inmobiliario.
A pesar de la normativa del Banco de España que intentó frenar esos tipos de interés primados promovidos por el desatino de los gestores de los bancos, el final de este episodio no pudo ser más desolador: desaparición de entidades lastradas por los fallidos del sector inmobiliario (Popular encabezando el desastre) y fusiones forzadas que empobrecieron las cuentas de resultados de un sector que solo ahora, desde hace pocos meses, parece levantar el vuelo bursátil.
Las opciones para aprovechar las subidas de tipos son diversas
La piscina de liquidez en que nadan los bancos desde que el BCE comenzara a inyectar dinero en el sistema a comienzos del año 2015 implementando (copiada de la Fed, realmente) la QE o Quantitative Easing (expansión cuantitativa) para ayudar a impulsar la inflación en la Eurozona hasta el objetivo del 2% (sí, han leído bien, para impulsar la inflación), hace que sea altamente improbable que volvamos a presenciar en nuestro país otra guerra entre entidades por captar pasivo (liquidez para su balance) de la manera aquí explicada. Felizmente.
No obstante, sin querer ser exhaustivo y dejando para entradas futuras de este blog la profundización en esta materia, cualquier ahorrador/inversor puede acceder sin problema en estos momentos a emisiones de renta fija/productos financieros que con plazos en el entorno de un año le proporcionen una rentabilidad neta mínima de entre el 2,5% y el 3%: Letras del Tesoro español, renta fija privada de emisores de calidad y fondos de inversión monetarios de determinada tipología (de bonos flotantes, por ejemplo). Con una visión de plazo ligeramente más larga, 18 – 24 meses, esas tasas de rentabilidad anual se pueden incrementar en un punto porcentual.
Por todo ello y pese al fulgurante inicio bursátil de este enero, el ejercicio que acabamos de comenzar creo que va a ser el año del cash. Bien remunerado, eso sí.
Asesórense bien y sean prudentes.