A pesar de que vivimos desde hace tiempo en un mundo con tipos de interés rondando el 0%, teniendo en cuenta también la represión financiera desde los bancos centrales y aceptando la bondad y necesidad de impulsar todo lo que puede ayudar a cuidar el planeta, noticias como la que publicaba Expansión el pasado martes llaman poderosamente la atención. El Tesoro español recibió una demanda de ¡60.000 millones de euros! en la emisión de su primer bono verde y llevó a cabo una colocación de 5.000 millones de euros con vencimiento a 20 años y a un tipo del 1,034%. ¿Hay una burbuja en el precio de los bonos cuyas rentabilidades están hundidas o simplemente estamos ante otra característica de la «nueva normalidad» consistente en financiarse semigratis y no remunerar el ahorro inversor?
La moda de lo verde que tan bien viene a los emisores
Un Green Bond o bono verde no es más que un título de renta fija emitido por una empresa o entidad pública que utiliza el dinero recibido mediante su emisión a la financiación o refinanciación de proyectos verdes, es decir, a la inversión en activos sostenibles y socialmente responsables en áreas tan diversas como las energías renovables, la eficiencia energética, el transporte limpio o la gestión responsable de los residuos.
En el caso de la emisión del Tesoro el dinero de este programa de emisión financiará inversiones en la red de transporte ferroviario eléctrico, proyectos de I+D+i para la mitigación y adaptación al cambio climático, inversiones para la mejora en la gestión del agua o gastos destinados a la prevención de incendios y a la defensa de las especies autóctonas, entre otros. Todo impecablemente verde y favorable para el medio ambiente. ¿Y para el inversor? Éste se ve perdido en su búsqueda de retorno con los tipos de interés oficiales a cero y una renta fija que por un motivo u otro (ser una emisión con «pin verde» en este caso) bate constantemente mínimos de rentabilidad (máximos de precio, por tanto). ¿Y quién pedía bonos hasta sumar una demanda de 60.000 millones de euros? Inversores institucionales y especialmente fondos de inversión con la etiqueta ESG sobre los que escribía en este blog hace unos meses.
Todo en finanzas tiene un límite, hasta el nivel de los tipos de interés
El siguiente gráfico de JP Morgan refleja la rentabilidad de los bonos soberanos a lo largo de los últimos años y en la columna YTD aparece el retorno que han ofrecido este año hasta el cierre de agosto. Salvo Japón que en esta materia es más bien anecdótico para los inversores occidentales, la Deuda pública occidental cae en precio en 2021. La subida de rentabilidades ha sido leve pero suficiente para meter en terreno negativo el precio de los bonos (no olvidemos que cuanto más baja es la TIR, la sensibilidad a los movimientos de tipos y su efecto sobre el precio se incrementa).
Rentabilidad de los bonos soberanos (Deuda pública) final de agosto-2021
Fuente: Bloomberg Barclays, Refinitiv Datastream, J.P. Morgan Asset Management. Todos los índices son índices de referencia de renta fija gubernamental de Bloomberg Barclays. Todos los índices son de rentabilidad total en divisa local, salvo los índices globales, cuya moneda es el USD. La rentabilidad histórica no es un indicador fiable de los resultados actuales ni futuros. Datos a 31 de agosto de 2021.
El tapering llegará
Tanto la FED como el BCE van a reducir las compras de bonos (tapering en denominación anglosajona) que comenzaron en plena pandemia para lograr así mantener las curvas de tipos de interés en terreno negativo para los plazos cortos y rondando el 0 – 1% en los plazos más largos. Una vez conseguido el citado objetivo, gastado mucho dinero (la máquina de hacerlo no tiene límite por ahora) y engordado el balance (los bonos comprados forman parte del activo de los bancos centrales), ambas autoridades monetarias se plantean ir reduciendo la magnitud de las compras para normalizar un mercado de renta fija que en estos momentos no puede ofrecer menos rentabilidades.
El ritmo del proceso descrito es todavía incierto – ni FED ni BCE quieren alarmar al mercado – pero su realización es segura. Tampoco es segura la magnitud de subida de rentabilidades en la curva de tipos, si bien el bajísimo nivel del que partimos y el actual entorno de crecimiento económico auguran que puede ser fuerte. Uno de los efectos del alza de las curvas de tipos será la caída de precio de todo tipo de bonos y especialmente los de mayor calidad (soberanos y corporates con grado de inversión). ¿Qué se puede hacer entonces para invertir esta parte ligada a renta fija y teóricamente la más conservadora de una cartera que debería compensar caídas de la parte de Bolsa? Además de alternativas ya comentadas en este blog, existe alguna estrategia que se adapta bien al entorno que aquí explico de subida de TIRes y caída del precio de los bonos.
Ganar cuando caen los precios
Me explicaba hace unos días Éléonore Bunel, responsable del equipo de renta fija de la gestora de fondos del grupo Lazard, cómo ha construido la actual cartera de uno de sus fondos, concretamente Lazard Credit Opportunities, con un enfoque flexible más ligado al denominado retorno absoluto que al tradicional comprar y mantener de una cartera de renta fija.
En resumen, consiste en contar con una posición corta (futuros vendidos – ganas dinero cuando cae el precio -) sobre el Bund y el Treasury en distintos plazos y la cartera de contado invertida en bonos emitidos por entidades financieras y un componente de bonos de alto rendimiento o high yield. El objetivo de esta parte de la cartera no es otro que tener una fuente de ingresos segura (el denominado carry) al recibir los cupones de esos bonos (más elevados en los subtipos de activos citados que en otros segmentos del mercado de bonos). A esta rentabilidad vía cupones se le incorporará la revalorización en el precio de los futuros en caso de que las curvas de tipos se desplacen al alza y hagan caer el precio de la renta fija, lo cual, como explico más arriba, es altamente probable. Planteamiento intachable en su adaptación al entorno que describo en esta columna, con una probabilidad elevada de obtener una rentabilidad elevada sobre tipos de interés oficiales y que puede compensar la evolución negativa de otros activos en cartera.
Asesórense bien y sean prudentes.