Desde el año 2003 el BCE no llevaba a cabo una revisión estratégica de la categoría de la realizada hace unos días con la fijación del nuevo objetivo de inflación del 2% (antes era «cercano a, pero por debajo del 2%»). La decisión tomada permite un mayor margen de flexibilidad para mantener los tipos de interés en niveles históricamente bajos por un periodo de tiempo más prolongado articulado en el denominado margen temporal de tolerancia de forma simétrica (soportar inflación por encima o por debajo del citado objetivo del 2%).
Más cambios en la política del Banco Central
Otro cambio aprobado fue comenzar a incorporar los costes de la vivienda en el ca¿lculo de la inflacio¿n lo que podría comportar algún salto en el nivel de precios. Con todo, como recuerda JP Morgan en el siguiente gráfico, la baja inflacio¿n se ha afianzado en la Eurozona durante varios años con una media de solo un 1,1% en los tres u¿ltimos an¿os:
Fuente: Eurostat, Refinitiv Datastream, J.P. Morgan Asset Management. Datos a 9 de junio de 2021.
Todo lo expuesto, aunque el BCE se exprese siempre con cierta vaguedad, le da a la institución mayor capacidad para manejar las crisis económicas y asegura tipos de interés bajísimos durante mucho tiempo.
Qué más hay detrás de esta decisión
La deuda pública se ha disparado por la pandemia y quizás nunca retroceda al nivel de 2019 y ya entonces era muy alta. El Fondo Monetario Internacional alertaba a finales del pasado año de que la deuda global igualaba por primera vez al tamaño de la economía mundial y era especialmente preocupante en países como España que se sitúa entre las economías desarrolladas con más deuda (125% sobre PIB en estos momentos). Y el problema no solo está en la deuda pública, la privada también está alcanzando niveles sin precedentes.
En esta situación, los tipos de interés a cero dan vida a los Estados ya que hacen sostenible el atender los intereses de la montaña de deuda pública que nos rodea. Pero, como sabemos, todo en economía tiene un límite y éste se ha superado por la mayoría de los países que han renunciado a la disciplina presupuestaria en aras de luchar contra la crisis y, por muchas combinaciones que hagamos, una vez superada ésta, el consumo y la inversión privados y su consiguiente generación de impuestos no bastarán para que el sistema siga absorbiendo deuda indefinidamente.
Aunque los defensores de la Teoría Monetaria Moderna (TMM, también conocida por el acrónimo inglés MMT, Modern Monetary Theory) crean que la insolvencia y la bancarrota de un Estado no son posibles mientras éste pueda emitir su propia moneda, la idea de que es factible emitir deuda y pedir prestado eternamente sólo puede conducirnos a la ruina. El BCE lo sabe y antes que ver un impago de intereses por parte de algún Estado prefiere perpetuar unos tipos de interés bajísimos, aunque ello pueda traer inflación, lo que además haría más llevadero el peso de la deuda, y transfiera indefinidamente rentas desde ahorradores a deudores.
Asesórense bien y sean prudentes.