El Gobierno de España reformó en marzo de 2020 la regulación sobre inversiones exteriores para impedir que empresas de países de fuera de la Unión Europea pudieran hacerse con el control de sociedades españolas de los denominados sectores estratégicos. Los desplomes de las cotizaciones asustaban a los empresarios del Ibex 35 y a los políticos desconocedores de los entresijos de los mercados financieros. Se creaba así una suerte de “acción de oro” que en este nuevo marco normativo, para pesar del accionista, parece que va a ejercerse en breve por primera vez.
Naturgy y la opa parcial
Naturgy (anteriormente Gas Natural Fenosa) es una de las tres grandes compañías del sector eléctrico en España y junto a Endesa e Iberdrola dominan casi el 90% del mercado de electricidad nacional. La opa presentada procede del fondo australiano IFM Global Infrastructure Fund y recae sobre el 22,69% de la energética española y tiene sentido dentro del permanente empeño de los grandes inversiones internacionales de posicionarse en sectores cuyo crecimiento nadie pone en duda y que se orientan hacia la transición energética, enfoque económico fundamental ahora y más en el futuro.
Al superar la operación el 10% de una empresa estratégica, debe contar con la aprobación del Consejo de Ministros y los rumores apuntan al veto. El recuerdo de lo sucedido con Endesa (hoy en día en manos italianas) y el reciente veto del Gobierno francés a la compra de Carrefour por parte de la firma de alimentación canadiense Couche-Tard, refuerzan el espíritu proteccionista. De ahí que la cotización del valor, después del alza inicial, haya caído con fuerza en las últimas sesiones.
Un mercado abierto siempre beneficia al accionista
Cuando se alzan voces que claman que España no puede permitirse el lujo de dejar escapar otra compañía tan relevante para nuestra economía no sólo se está poniendo coto de manera indirecta a la expansión internacional de las empresas españolas, también se está ocasionando un perjuicio directo al accionista que se juega su dinero comprando acciones de empresas cotizadas.
Una cosa es proteger la libre competencia evitando concentraciones sectoriales excesivas y otra muy distinta convertirse en juez de un mercado teóricamente libre que debería de basarse en la oferta y la demanda. Bien está que el Gobierno español controle y supervise las intenciones del inversor australiano que, no olvidemos, de seguir adelante la OPA quedaría en minoría y en todo caso por detrás del holding empresarial de Caixa (Criteria) que controla casi el 25%, pero considero que no es de recibo que un país como el nuestro tan necesitado de inversión internacional opte de primeras por el veto a una operación corporativa que podría revertir en una mayor expansión internacional de Naturgy, además de favorecer, como indico más arriba, a los accionistas de la compañía que deberían ser siempre los soberanos en este tipo de situaciones.
¿Qué nos hubiera parecido si cuando en 2006 Ferrovial compró el operador aeroportuario británico BAA y pasó a controlar siete de los principales aeropuertos británicos el Gobierno de Tony Blair hubiera vetado la operación? Mal, sin duda.
A los proteccionistas de nuevo cuño les recuerdo la figura de Trump tan denostado, entre otras cosas, por sus políticas proteccionistas…
Asesórense bien y sean prudentes.