Me refiero a la recuperación de la economía estadounidense cuyo ritmo marca el de la del resto del mundo. Hace bien Jerome Powell, Presidente de la Reserva Federal (FED), advirtiendo de la gran incertidumbre existente y de que la actividad y el empleo aún están muy por debajo de los niveles anteriores a la pandemia. Pero la realidad es que desde que comenzaron a reducirse las restricciones, algunos indicadores económicos apuntan a una estabilización e incluso a un rebote de la actividad. Fueron especialmente positivos los últimos datos publicados de consumo con un salto en mayo del +17,7% mensual, el mayor incremento en un mes de la serie histórica.
El desempleo irá reduciéndose y los tipos seguirán a cero
La flexibilidad del sistema laboral estadounidense, con sus pros y sus contras, dota a la economía americana de una capacidad de creación de empleo inigualable. El último pronostico de la FED sobre la tasa de desempleo refleja un envidiable 5,5% a final de 2022 desde el 9,3% previsto para final del presente año y el 6,5% en 2021. De cumplirse estas previsiones y si se mantiene la política de tipos de interés que se implementó tras la recesión de 2008, éstos se mantendrán a cero como mínimo hasta bien entrado el año 2023. Si hay empleo, hay consumo y con éste las cuentas de resultados de las empresas mejoran y los mercados tienden, como mínimo, a estabilizarse.
En Europa todo va más lento…
A pesar de los estímulos monetarios y del aparente control del contagio, a la economía europea le cuesta más recuperar. La transmisión de la ultralaxa política monetaria del BCE a la economía real es nuestra asignatura pendiente. Si a ello añadimos las múltiples rigideces que en materia laboral caracterizan a nuestro mercado de trabajo, me temo que vamos a tardar en ver verdaderas mejoras en los indicadores macro de la subsidiada Eurozona. Es por ello que al Euro le cuesta tanto tomar la senda alcista contra el Dólar que muchos analistas llevan tiempo prediciendo.
…y los mercados de acciones europeos siguen, por ahora, rezagados
Después de los mínimos de marzo, las Bolsas europeas no consiguen mostrar la firmeza de la recuperación de las estadounidenses. La semana que hoy comienza puede ser definitiva para ver una mejora en los índices de la Eurozona ya que el Eurogrupo, ojalá pronto presidido por nuestra ministra de economía Calviño, estudiará la propuesta de la Comisión Europea para la creación de un Fondo de Recuperación Europea por 750.000 millones de euros, parte en ayudas directas a fondo perdido (500.000 millones) y parte en forma de préstamos (250.000 millones). España e Italia serían los principales beneficiados de estas ayudas por lo que de confirmarse su aprobación, podríamos ver cómo la Bolsa española resurge con fuerza (por ahora el peor mercado de acciones europeo tras Grecia). El bajísimo coste de nuestra Deuda Pública (el bono a 10 años del Tesoro ya está por debajo del 0,5% de rentabilidad) está anticipando esta posibilidad.
Sin rebrotes significativos, habremos visto los mínimos de los índices
Es la pregunta del millón. ¿Podemos retroceder el tortuoso camino emprendido y volver a los mínimos de marzo? No lo creo pues, pese al riesgo de rebrotes en los contagios con la apertura de fronteras, la capacidad de gestión de la crisis sanitaria y los avances médicos que van confirmándose permitirán afrontar ese escenario en mejor disposición. De ahí que no debamos salir corriendo vendiendo activos de bolsa cuando los mercados de acciones vuelvan a ser asaltados, como sucederá, por la volatilidad en forma de caídas, lo que se ha demostrado de nuevo en marzo pasado que era la peor opción financiera (psicológicamente es otro problema). Es momento de ser paciente y también de aprovechar las oportunidades que nos brindan algunos mercados y tipos de inversión como vengo recordando en este blog las pasadas semanas. Porque, incluso en Europa, la recuperación comenzó en mayo.
Asesórense bien y sean prudentes.
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