Tras conocer el fragmentado resultado electoral y vista la dificultad para la creación de un Gobierno inclinado claramente a izquierda o derecha, podría tomar cuerpo la fórmula de un ejecutivo en minoría encabezado por el PSOE con apoyos puntuales de otros partidos políticos para la gestión de los temas más relevantes del país. Glosaré a continuación las cuatro materias económicas que considero trascendentes para el bienestar de la mayoría de los ciudadanos y cómo deberían de afrontarse.
Devolver la confianza a empresarios y consumidores…
La manera más efectiva de frenar la ralentización del crecimiento que caracteriza a nuestra economía desde hace varios trimestres se basa en la vuelta de la confianza al tejido empresarial y a los consumidores. El último dato de confianza empresarial cayó un 2,9%, lo que supone la mayor caída desde que el INE elabora este indicador.
Es cierto que el entorno geopolítico no ha ayudado (Trump y Brexit especialmente negativos), pero también es verdad que nuestra dinámica de crecimiento es muy diferente a la de Europa y sucesos como los de Cataluña no ayudan a dos de nuestros principales sectores en los que se apoya el crecimiento de nuestro país como son el inmobiliario y el turismo. Un Gobierno que transmita estabilidad y capacidad de afrontar este tipo de cuestiones capitales para la solidez del país se torna indispensable en estos momentos.
…y volver a inspirar confianza a la inversión extranjera
La inversión extranjera ha sido decisiva para que España supere la crisis y acumule cinco años creciendo más que el resto de los grandes países europeos. Sin embargo, el atractivo internacional de España se resiente con fuerza en la primera mitad de año y según datos de Contabilidad Nacional la inversión productiva extranjera se desplomó un 63% en el primer semestre.
Es esencial que España vuelva a despertar interés en los inversores foráneos para lo que, además de la citada estabilidad en el Gobierno, convendría que muchos trámites y requisitos burocráticos excesivos en número y dispersos entre CCAA fueran reducidos y racionalizados. Simplificar la fiscalidad para los no residentes que inviertan en España ofreciendo además un entorno jurídico y sociopolítico favorable son siempre medidas eficaces para atraer la inversión extranjera, prueba de ello es que el importe invertido por no residentes en la Comunidad de Madrid quintuplica en 2019 al de Cataluña.
Gestionar el gasto para frenar la deuda pública
La deuda viva del Reino de España ronda el 100% del PIB lo que deja poco margen al nuevo Gobierno para endeudarse y afrontar políticas de gasto. Pese que hayamos salido del procedimiento de déficit excesivo (hasta 2018 hemos sido el país con mayor desfase presupuestario de la UE), el ancla que supone el requisito de déficit máximo del 3% impuesto por Europa también limita la posibilidad de aumentar la inversión pública.
En esta situación, la mejor fórmula para mejorar el estado de las variables de deuda y déficit no es otra que crecer más, lo que automáticamente hace bajar sus pesos. Una reconducción de gasto superfluo de las Administraciones Públicas hacia sectores innovadores ligados a la disrupción tecnológica y a la revolución digital, hoy motores del crecimiento global, sería bienvenida por todos los actores económicos y especialmente por las empresas de nueva creación y por los empresarios más jóvenes.
Sistema de pensiones y reforma laboral
Es muy improbable que el nuevo Gobierno afronte la verdadera reforma que necesita nuestro sistema de pensiones pues la impopularidad de ésta nos traería una sociedad convulsa por huelgas generales y nos llevaría a la convocatoria de otras elecciones generales. Así las cosas, la Seguridad Social continuará acumulando déficit y creando más incertidumbre de cara al pago de las pensiones futuras.
Para atenuar los nocivos efectos de la situación descrita, es fundamental que se revierta la negativa tendencia en la que está entrando la creación de empleo en España y para ello es indispensable que no se retroceda en las medidas liberalizadoras implementadas por la reforma laboral de 2012 y que se produzcan las dos circunstancias que se explican al comienzo de esta columna: recuperar la confianza tanto interna como hacia el exterior.
Se avecinan tiempos complicados pero gestionables
En un contexto de ralentización del crecimiento económico global, el nuevo Gobierno de España debería de tomar un rumbo basado en el pragmatismo y en la búsqueda del bien común, superando personalismos y odios frentistas y con la capacidad de gestionar favorablemente los retos descritos en este post gracias a los apoyos de los principales partidos. La alternativa sería un ejecutivo radicalizado sustentado por los movimientos independentistas que sólo persiguen sus propios intereses, lo que dificultaría una gestión razonable del difícil entorno en el que ya nos estamos moviendo y muy probablemente hundiría a España en una recesión económica. Veremos.
Asesórense bien y sean prudentes.