En el año 2004 Estados Unidos denunció a la Unión Europea (UE) ante la Organización Mundial de Comercio (OMC) por un supuesto trato de favor al fabricante de aviones europeo Airbus alegando que perjudicaba a su competidora estadounidense Boeing. El contencioso se ha prolongado durante años para finalizar con el fallo de la OMC de la pasada semana por el que se autoriza a EEUU a imponer aranceles por valor de hasta 7.500 millones de dólares contra productos europeos que entrarán en vigor el día 18 de octubre por un valor de un 10% para aviones y de un 25% para productos agrícolas e industriales. Se trata de una compensación por las subvenciones que recibió la compañía Airbus y supone la mayor sanción autorizada por la OMC. ¿Será éste el catalizador definitivo para una recesión?
La reacción de la UE
La tradicional desunión y la pobre capacidad de reacción de la UE se muestran de nuevo en este episodio ya que no se ha sabido contraatacar con la suficiente fuerza (en julio pasado lo podía haber hecho) ni contrarrestar las ínfulas de antiglobalización y populismo de Trump. De hecho, la UE está ahora a la espera de que la OMC le autorice a gravar productos americanos por 12.000 millones de euros. Lo anterior no significa que finalmente se implementen los aranceles que tal autorización podría comportar, pues subyace el deseo de lograr un acuerdo UE-EEUU que establezca un sistema de subsidios para la industria aeronáutica que racionalice la convivencia Airbus-Boeing y les fortalezca ante la amenaza del fabricante de aviones chino.
España más afectada que otros países europeos
Productos tan españoles como el vino, el aceite, las aceitunas y el queso estarán sujetos a unos gravámenes del 25% a partir del 18 de octubre. Parece que el jamón se libra. En una línea “muy de Trump”, el hecho de que Airbus sea un consorcio formado por España, Francia, Reino Unido y Alemania ha provocado que EEUU penalice especialmente a los productos procedentes de estos países y no a sus equivalente de otros orígenes (por ejemplo, el aceite o vinos italianos no entran en la lista y no serán gravados). En todo caso y aunque todavía no hay nada totalmente seguro, habrá que cuantificar el verdadero efecto que las medidas aprobadas por la Administración Trump suponen para varios sectores productivos españoles y la capacidad de éstos de afrontar el nuevo marco comercial con EEUU y en el resto de sus mercados internacionales.
Trump negocia avasallando…
El modo de negociaciar del Presidente americano se basa en dar un puñetazo a la otra parte negociadora antes de empezar a hablar para luego, una vez que ésta esté lo suficientemente dolorida, pasar al tira y afloja propio de la búsqueda de un pacto. Se trata de un estilo arriesgado que en materia comercial, como demuestran los datos de la relación con China, no está funcionando.
…pero ahora los datos macro no le acompañan
Como muestra el siguiente gráfico de Bloomberg.com, el sentimiento de los empresarios reflejado en el índice manufacturero de confianza (línea azul) continúa deteriorándose siguiendo la caída de las exportaciones estadounidenses (línea negra).
Fuente: Federal Reserve Economic Data y Blomberg.com
Esta situación de la confianza manufacturera podría empujar a la economía de EEUU hacia una minirecesión similar a la de 2015 y reducir la probabilidad de una reelección en 2020 del conflictivo Presidente. De ahí la presión de éste sobre la Reserva Federal para que baje más los tipos de interés con el fin de estimular la economía y lograr que el Dólar pierda fuerza, lo que haría que las exportaciones americanas fueran más competitivas.
¿Miedo excesivo o cautela necesaria?
La reacción de las Bolsas mundiales ante el escenario descrito fue de fuertes caídas que se recuperaron parcialmente en la sesión del viernes. La actitud del Presidente americano que ante la Asamblea General de la ONU decía hace unos días que “el mundo libre debe abrazar sus fundamentos nacionales…” y que “el futuro no pertenece a los que creen en la globalización sino a los patriotas”, no ayuda precisamente a que la confianza retorne a la economía y a los mercados.
Sin embargo, aunque la incertidumbre que nos oprime en estos momentos por las dudas sobre el crecimiento global deba de hacernos más cautelosos, no por ello tiene que anularse nuestra capacidad de inversión. Como recordaba Iván Martín de la gestora Magallanes en su última carta a inversores, la Bolsa es incierta por naturaleza pero no necesariamente arriesgada en un horizonte temporal de largo plazo. Por ello, el cambio de enfoque que cada inversor debe llevar a cabo sobre el concepto de riesgo a asumir y que explicaba el mes pasado en este blog, se hace ahora todavía más indispensable.
Asesórense bien y sean prudentes.