He leído estos días numerosos informes sobre lo sucedido en los mercados y las visiones de analistas y gestores son bastante dispersas. Late un temor de fondo ante la posibilidad de estar cerca de otra crisis financiera causada por el creciente peso de la deuda pública y privada que ha alcanzado un récord histórico de 182 billones de dólares, casi un 60% por encima de la registrada en 2007. Nadie se atreve a aseverar categóricamente lo que puede suceder en los próximos trimestres/años en la economía global y, por tanto, en los mercados financieros. Partiendo de esa realidad que no voy a rebatir, en las siguientes líneas expondré algunas pautas de comportamiento para el mejor cuidado de las inversiones en estos inestables mercados financieros en que nos movemos.
Lograr la tranquilidad inversora
El título que antecede es undesiderátum permanente que siempre se quedará en eso, en un deseo que no acaba de cumplirse. La única fórmula que garantiza la tranquilidad total de un inversor es estar en liquidez, si bien tiene un coste que es la ausencia de retorno y la pérdida de poder adquisitivo por la inflación. Dicho eso, debemos reflexionar sobre el porqué de lo sucedido y buscar fórmulas para afrontar con la máxima seguridad posible los futuros sucesos financieros:
- Más allá de las subidas de tipos de la Reserva Federal, los riesgos geopolíticos por el histrionismo de Trump y su guerra comercial y el viacrucis europeo con Italia y el Brexit, las fuertes caídas de las Bolsas americanas se debieron principalmente al principal motivo por el que siempre han caído las Bolsas: unas cotizaciones excesivas no respaldadas suficientemente por los resultados corporativos en muchas compañías y el temor a que éstos, en línea con el final de ciclo económico en que nos encontramos, vayan deteriorándose y con ellos los precios de las acciones. Las Bolsas siempre anticipan y esta vez no va a ser distinto.
- Visto lo anterior y dado el riesgo de contagio de todo lo que ocurre en EEUU, tener Bolsa hoy en día obliga más que nunca a mantener una visión de largo plazo y no someterse a la tortura psicológicaque supone el seguimiento día a día de posiciones que suben y bajan y la creencia, equivocada pero frecuente, de que puede perderse todo.
- Teniendo en cuenta los numerosos focos de tensión existentes y el hecho de que la economía global se mantenga fuerte aunque su crecimiento decaiga poco a poco, cualquier dato favorable ligado a esos riesgos geopolíticos podría provocar un fuerte reboteespecialmente en las Bolsas europeas cuyo comportamiento y valoración actuales no muestra el recalentamiento existente en EEUU.
- Sin embargo, de confirmarse el progresivo deterioro de los fundamentales de la economía global motivado por los riesgos explicados, los rebotes sucederían en el marco de un continuo goteo a la baja de las cotizaciones. Los futuros datos de los indicadores de confianza empresarial y de consumidores nos mostrarán si esta senda se confirma.
- Por todo ello, una revisión del peso de los distintos tipos de activo de una cartera es inexcusable para lograr la máxima coherenciaposible de su composición con la aversión al riesgo del inversor. En función de ese análisis, la recomendación será bien de no hacer nada y esperar o bien de reestructurar, muchas veces reduciendo Renta Variable, la composición de la cartera.
- Lo que ahora debe primar en esa composición de la cartera son aquellos mercados de acciones con valoraciones más bajas(Bolsas de Japón, Eurozona y, para los más decididos, de zonas emergentes). Dentro de estos mercados, sobreponderar asimismo las compañías en las que el ratio precio/valoración sea más atractivo (mayor margen de seguridad). Existen excelentes Fondos de Inversión y Sicavs de gestoras que aplican esta filosofía para invertir que cuentan con carteras que tienen en estos momentos una elevadísima capacidad de apreciación o upside (Lierde, Magallanes, MFS, son algunos ejemplos).
- La ausencia de bonos soberanosde países desarrollados sigue siendo aconsejable excepto si buscamos cobertura para escenarios negativos extremos (la presencia de treasuries largos sería positiva en ese entorno).
- Sobreponderar los activos poco correlacionadoscon las Bolsas y los tipos de interés (retorno absoluto e inversiones alternativas).
¿Oportunidad de compra?
En fases de mercado como la actual es necesario recordar que una correcta alineación de la aversión al riesgo de cada inversor con el peso de activos de riesgo que posee refuerza su capacidad de afrontar las situaciones de tensión y que el debido seguimiento de las posiciones unido a la toma de decisiones son indispensables.
No creo que el momento actual sea una oportunidad de compra sino una fase inversora en la que debe primar la prudencia, por eso, más que nunca: asesórense bien y sean prudentes.