2021: dónde invertir, por y para qué (I)

 

Los que llevamos mucho tiempo dedicándonos profesionalmente a seguir y a asesorar sobre los mercados financieros no recordábamos ejercicios de la intensidad del felizmente agonizante año 2020, sin duda uno de los años más extraños de nuestras vidas, si no el que más, a la vez que penoso y triste para muchas personas. Lo anterior refuerza la obligación de plantear en estos momentos una  estrategia de inversión clara y coherente  con este todavía agitado y confuso entorno.

El contexto en el que nos moveremos

A pesar de que la segunda oleada de la epidemia ha frenado la recuperación de las economías de los países desarrollados, hay indicadores que siguen mostrando solidez y haber superado lo peor de la crisis que comenzó en marzo pasado: el consumo se mantiene mucho más sólido mientras que la actividad industrial y el comercio internacional se siguen recuperando, liderados por Asia. Existen otros factores que deberían de apoyar una  evolución favorable de los mercados financieros:

  • La superación del episodio electoral en EE. UU. (si bien veremos qué sucede finalmente en el Senado por la posible mayoría demócrata y el riesgo de subida de impuestos) y cierta normalización de sus relaciones internacionales (China y UE).
  • Los bancos centrales extenderán sus programas de compras a 2021 y mantendrán los tipos en torno al 0% durante años.
  • La depreciación del Dólar puede mantenerse/continuar, lo que debería favorecer un crecimiento global más equilibrado, especialmente en los mercados emergentes.
  • Ha pasado el «punto de máxima incertidumbre» como lo denomina el research  de  UBS, con la perspectiva de una  fuerte recuperación del PIB y de los beneficios empresariales  no solo en 2021 sino también en 2022. La dificultad de encontrar retornos en la renta fija tradicional y activos asimilados y unas primas de riesgo atractivas, harán que muchos inversores asignen un mayor peso a las acciones y que las bolsas prolonguen su tendencia alcista consolidando unas valoraciones superiores a las medias históricas.

Las Bolsas protagonistas aunque sin exuberancia

Sin exuberancia porque un escenario de fuertes alzas en las Bolsas requeriría que la solución médica fuera rápida y fácil de distribuir provocando una reapertura total de las economías en el primer semestre de 2021, lo que es muy poco probable. Sin embargo, los avances en la aplicación de las vacunas sí que deberían de ayudar a la  recuperación de los beneficios  empresariales y favorecer a las áreas más sensibles a la evolución económica. De ahí que mi visión sea de  sobreponderar  la presencia en cartera de:

  • Renta variable centrada en compañías más cíclicas y de menor tamaño, subtipo de activo en el que  Europa  tiene mucho que decir, para bien, en 2021. Como exponía  JP Morgan  en un reciente informe, la narrativa de los ganadores (tecnología – stay at home stocks -) y perdedores (inmobiliario, turismo, banca, etc.) que ha traído la crisis sanitaria podría cambiar con la llegada de las vacunas.
  • Asia (China especialmente) ya que los consumidores mundiales han dejado de concentrar sus gastos en los servicios para inclinarse más por los bienes de consumo, lo que favorece el progreso de su tejido empresarial y, a largo plazo, también la urbanización y el crecimiento de la clase media lo que respalda sus perspectivas de crecimiento estructural.
  • No podemos dejar de contar con las empresas ligadas a las grandes tendencias de la humanidad  con negocios que  vertebran el  crecimiento global  para los próximos años: desde los gigantes tecnológicos estadounidenses a los disruptores que aprovecharán las capacidades del 5G y que aplican las innovaciones en la sanidad y las finanzas, además de los beneficiarios de las inmensas inversiones en la transición ecológica y en sostenibilidad.

Los bonos con poco espacio para la apreciación pero con excepciones

Las rentabilidades de la deuda soberana y de la renta fija privada de mayor calidad están bajo mínimos pero, como comentaba la pasada semana cuando escribía sobre las lecciones de 2020, la crisis sanitaria ha traído  otra demostración de que la presencia de los bonos es  siempre necesaria  en cualquier cartera diversificada que quiera dotarse de capacidad para afrontar momentos difíciles. De ahí que los  treasuries  americanos en sus plazos largos ofrecerán buenas oportunidades de inversión y seguirán contribuyendo a reducir la volatilidad de las carteras, así como el hecho de que partiendo de un buen  timing de entrada,  la renta fija pueda convertirse en óptima fuente de rentabilidad, lo que en 2021 puede ser el caso de:

  • La renta fija asiática: tanto en los bonos de mayor calidad crediticia ( rentabilidad media superior al 3%) como en el segmento  high yield  (retornos medios superiores al 8%). Tras la extraordinaria recuperación de la economía china, pocos dudan de que estamos en la década de Asia. Además, este activo cuenta con una escasa correlación con la renta variable mundial y una posible revalorización de las divisas a largo plazo (renminbi chino especialmente).
  • Los bonos ligados a la tendencia ESG emitidos por compañías con políticas sensibles a la lucha contra el cambio climático, la transición energética y la reducción de la huella de carbono. Son activos que pueden ser pronto objeto de las compras del BCE y que normativamente tienen cada vez más obligada presencia en carteras de inversores institucionales. Las emisiones de los llamados “bonos verdes” no paran de crecer ante lo lejos que aún están la UE, Estados Unidos y China de alcanzar los objetivos que se han fijado en materia de emisiones.
  • Y, dejando aparte Asia, aquellos bonos emitidos, tanto en divisa local como en divisa fuerte, en  algunas zonas emergentes  cuya solvencia, apoyada en su escaso endeudamiento y en el progreso de su PIB, facilita su capacidad de repago y su potencial apreciación que se apoya además en rentabilidades muy por encima de las de sus equivalentes occidentales (de 4 a 6% más dependiendo de la divisa). En un mundo ávido de crecimiento, la renta fija de los mercados emergentes dará buenos resultados para quienes estén dispuestos a invertir un poco más lejos.

Activos alternativos

No me refiero a la gestión alternativa de carácter líquido  (long/short, event driven, global macro, etc.)  que, seleccionando bien los vehículos de inversión, puede aportar cierto retorno sobre tipos de interés con volatilidad controlada, sino a los activos que pese a su iliquidez y en buena medida gracias a ella, ayudan a mitigar los efectos cíclicos más negativos y pueden aportar retornos elevados y estabilidad en una  asset allocation  diverrsificada y con visión de medio/largo plazo. Pero eso será ya la semana próxima en la segunda parte de esta visión de la inversión en 2021…

Asesórense bien y sean prudentes.

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